La polémica por los permisos de armas

La muerte de dos agentes rurales en Aspa a manos de un cazador sin la licencia de armas en regla ha provocado una cierta alarma social y una polémica política de baja intensidad. Lo que se va sabiendo del homicida confeso es poco tranquilizador por lo que se refiere a los mecanismos de control de las personas que gozan del permiso para adquirir este tipo de armamento pues no da la sensación de ser una persona lo suficientemente responsable y con el necesario autocontrol. A esta sensación de falta de filtros se le añade el hecho de que pudiera conservar su arma a pesar de haber perdido la licencia que necesitaba, de manera que da la impresión que hay una cierta desvinculación entre el control de los permisos y el de las guías de las armas.

Esta falta de control es sin duda mucho más importante que la titularidad de las competencias. La petición del 'conseller' de Interior, Jordi Jané, para que sean los Mossos d’Esquadra y no la Guardia Civil los encargados de gestionar los permisos de armas es poco menos que oportunista. Para tomarla en serio, y es evidente que el momento político no ayuda a hacerlo, la petición debería ir acompañada de una batería de medidas para demostrar que efectivamente los Mossos tendrían la formación y los medios para aplicar métodos que no aplica la Guardia Civil. Mientras las cosas no sean así, mientras no se pongan encima de la mesa este tipo de debates, se trata simplemente de pasar la culpa una administración a otra.