Hay que poder cerrar la página de ETA

SÍLVIA CÓPPULO

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Un fusil, dos pistolas, dos revólveres, dieciséis kilos de material para fabricar explosivos, trescientas balas, dos granadas, nueve temporizadores y ciento noventa metros de cordón detonante.

Este es el armamento que ayer dos encapuchados entregaron a la llamada Comisión de VerficaciónETA no se desarmó, ayer. De armas tiene 252, según se desprende de la declaración de uno de sus miembros en París. Está claro que ayer hizo un gesto simbólico, que sobre todo empuja a la opinión pública a decir al Gobierno central que se mueva en relación a los presos. Quiere compensaciones.

ETA ya no mata, a pesar de que todavía no se ha disuelto y con el acto de ayer quizás está alargando la disolución definitiva. Ahora, cuando vemos cuatro armas en un vídeo de la BBC, con dos encapuchados, el cuadro de Guernika detrás y los señores de esta comisión que dice que verifica el hecho, nos recorre una sensación extraña, ambivalente. Es poco, muy poco, pero algo es. No queremos que ETA mate, ni que exista. Y además estamos cansados de ver cómo políticamente se ha utilizado y se utiliza todavía el dolor ajeno, casi alimentándolo a través de las víctimas.

¿Qué viene a partir de ahora? Avanzar, saber negociar y tener generosidad. De momento, el fiscal ha aceptado llamar a declarar a la Audiencia Nacional a los miembros de la Comisión... el ministro del Interior dice que no hace falta comisión de nada, que con la Guardia Civil y la Policía Nacional basta. No parece que vaya a ayudar mucho a avanzar este hecho.

Nos vienen a la cabeza las palabras que hace unos años decía en Barcelona el premio Nobel de Paz Desmond Tutu: "Es con los enemigos con quienes se firma la paz. No con los amigos". Y ahora lo que hace falta es poder cerrar la página de ETA.