La clave

Podemos como generación

ALBERT SÁEZ

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Seguimos intentando entender los códigos que explican la eclosión de Podemos saltándose los cauces de la política institucional vigentes. Hemos hablado, y mucho, de la fuerza que ha dado al movimiento la intensidad y duración de la crisis que empezó en el 2008 y que ha tenido devastadoras consecuencias sobre la clase media, eso que antaño nutría el centro político. Hemos insistido, con razón, en el efecto multiplicador que ha tenido entre los primeros indignados el rosario de impunidades de la clase política, con hipertrofias como Bárcenas, obscenidades como las tarjetas 'black' y demoliciones como Pujol. Todo explica Podemos, pero no lo explica todo. Hay, también, elementos generacionales. Incluso se intuye un pacto en ciernes entre los mayores de 60 años y los menores de 40, entre quienes gestionaron los años dorados del regreso de España a Europa y quienes vieron cercenado su futuro precisamente por las condiciones exigidas para seguir en Europa. La víctima sería la generación o generaciones intermedias, las que eran subalternas en los grandes tiempos y les ha tocado gestionar la crisis mientras sus antecesores abjuran de los peajes que les impusieron.

Viejos y jóvenes

«El joven se alza cuando cae el viejo», proclama el gran Edmundo al final del tercer acto de 'El rey Lear'. Ese fue un componente del clamor de la marcha del sábado sobre Madrid. Esperanza Jubero lo dijo con todas las letras al explicar como, según su visión, los recortes han truncado la entrada de nuevos investigadores en el CSIC. La falta de recursos ha impedido el relevo generacional en la universidad porque no se ha podido acumular viejo y nuevo talento. Pero no es un fenómeno único. Repasando las biografías de algunos dirigentes de Podemos observamos que perdieron algunas batallas generacionales en los partidos de la izquierda convencional, huyeron al anticapitalismo y ahora regresan a la centralidad aupados por la crisis y la impunidad. Una inmensa batalla de padres e hijos como la que desencadenó Lear en una izquierda que se saltó una generación para llegar a Zapatero antes de volver a Rubalcaba y acabar, de momento, en Pedro Sánchez.