El plante de Duran Lleida

JOSÉ ANTONIO SOROLLA

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Dice el Eclesiastés que "hay un tiempo para cada cosa", un tiempo para construir y otro para destruir, un tiempo para abrazarse y otro para separarse. Josep Antoni Duran Lleida, como buen demócratacristiano, conoce perfectamente los versículos del libro sagrado y ha decidido que ha llegado el tiempo de romper, de decir "basta", en el proceso soberanista catalán que, en su opinión, lleva a la federación Convergència i Unió (CiU) y, por extensión, a Catalunya al abismo.

Después de la proclamación de Felipe VI como rey de España, Duran Lleida explicará su decisión, pero El Periódico de Catalunya ya adelantó el domingo, en un texto firmado por su director Enric Hernàndez, que el presidente del comité de gobierno de Unió Democràtica (UDC) dejará de ser secretario general de CiU, su número dos; abandonará la presidencia de la Comisión de Exteriores del Congreso de los Diputados, y no repetirá como cabeza de lista de CiU en las elecciones generales de 2015. Duran pretende seguir como portavoz de CiU en el Congreso, pero está por ver si Convergència Democràtica (CDC), el socio mayor de la federación, se lo permitirá.

Viejas discrepancias

Las discrepancias de Duran Lleida con la orientación del proceso soberanista vienen de lejos, desde que se inició de hecho tras la gran manifestación del 11 de septiembre de 2012, cuyo éxito indujo a Artur Mas a adelantar las elecciones autonómicas al 25 de noviembre. En ellas, CiU perdió 12 diputados (pasó de 62 a 50) y pactó después con Esquerra Republicana (ERC), un acuerdo programático que Duran nunca vio con buenos ojos. Las pullas cruzadas entre Duran y ERC han sido constantes desde entonces.

Las relaciones entre Duran y Mas se deterioraron aún más cuando el pasado mes de diciembre los partidos soberanistas pactaron la doble pregunta y fijaron la fecha de la consulta para el 9 de noviembre de 2014. Duran, partidario de la tercera vía de pactar con el Gobierno de Mariano Rajoy una salida negociada sin renunciar oficialmente a la consulta -una posición similar a la del PSC-, entendió que la fijación unilateral de la doble pregunta, argumento utilizado después con frecuencia por Rajoy, arruinaba sus esfuerzos de acercamiento al Gobierno central. Por las mismas razones, Duran nunca fue partidario tampoco de poner fecha a la consulta.

La pugna para cerrar la candidatura a las elecciones europeas agravó la situación. El anterior eurodiputado de Unió, Salvador Sedó, fue vetado por CDC, que intentó incluso ir a las europeas con ERC. Duran amenazó ya entonces con la ruptura, pero la gota que ha colmado el vaso ha sido la abstención de CiU en la ley de abdicación del rey Juan Carlos y las improcedentes declaraciones del portavoz del Govern, Francesc Homs, atribuyendo la renuncia real a la necesidad de "mantener el negocio familiar".

La "desconexión" de CiU

Pese a que ninguna posición le satisfacía plenamente, Duran era partidario del sí para no recibir al nuevo rey Felipe VI con un acto de displicencia, lo que se ha denominado la "desconexión" de CiU, defendida por Convergència para mandarle al sucesor de Juan Carlos el mensaje de que las cosas ya no son como antes y de que el proceso sigue tal cual aunque cambie el jefe del Estado.

En un artículo publicado el lunes en La Vanguardia, en el que asume "los costes del riesgo" de la abstención, Duran afirma, sin embargo, que él no comparte la opinión de quienes dicen que obedece a que "lo que se decide no va con nosotros". En el texto, reconoce que la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría le informó del contenido de la ley, pero añade que "cuando se quiera un pacto de Estado se ha de invitar a participar en la cocina para hacer el plato, y no solo al comedor para ingerirlo".

Duran reprocha de nuevo a Rajoy que el PP recurriera el Estatuto de 2006, "plebiscitado por el pueblo catalán, solo con el afán de ganar votos al PSOE". En la decisión de Duran de dimitir de sus cargos hay también un fuerte reproche a la actitud del Gobierno, cuyo inmovilismo coloca su papel de mediador en una situación imposible.

Aunque los dirigentes y los propagandistas de CDC se han apresurado a minimizar la decisión de Duran, la batalla solo está en sus inicios. El verdadero objetivo del dirigente democristiano, si finalmente su apuesta se confirma, va más allá de dar un portazo porque no le gusta cómo transcurre el proceso y puede concretarse en una alternativa a Mas y a CDC en las próximas elecciones autonómicas, las llamadas impropiamente plebiscitarias.

El voto moderado

Duran Lleida podría encabezar una fuerza política con un programa confederal no independentista que recogiera el voto moderado de CiU y de otros sectores. El agit-prop convergente sostiene que ese electorado no existe, que el catalanismo moderado y pactista que encarnó CiU durante más de tres décadas se ha convertido al independentismo y que la centralidad política es ahora soberanista.

Sin embargo, todas las encuestas recogen un dato significativo: el mayor trasvase de votos de CiU no va a ERC, sino que se refugia en la abstención. En el último barómetro sobre Catalunya publicado por El Periódico el 9 de marzo de este año, la fidelidad de voto de CiU está en el 56,7% y quienes cambian de voto o están indecisos alcanzan el 43,3%. Pero de este pocentaje la mayor parte (21,7%) se pronuncia por la abstención o por el no sabe/no contesta, mientras que solo un 13,9% se va a ERC y un 4,6% a Ciutadans. Y esta encuesta no es de las peores para CiU, que recupera el liderazgo, con un 22,5% de los votos y 35-36 escaños frente al 21,7% y 34-35 diputados de ERC.

Es cierto que si Duran rompe con CiU una parte de su partido, Unió, no le seguiría, pero también ocurriría lo contrario, que podría arrastrar parte del sector moderado de CDC, además de arropar con esa nueva fuerza política a los círculos empresariales incómodos con el soberanismo de Mas. Ahora, de los 16 diputados de CiU en Madrid, 6 son de Unió, mientras que en el Parlament el partido democristiano cuenta con 13 de 50.

¿Va dirigido el órdago de Duran a agrupar el voto moderado de CiU? Es pronto para saberlo, pero el dirigente de Unió está convencido de que ese voto templado no ha desaparecido en dos años como por ensalmo.

Este post ha sido publicado originalmente en Zoomnews.es