'Pizzagate' y el 'show' de Trump

El domingo pasado un hombre entró en una pizzería de Washington con la intención de desmantelar una red de pederastia presuntamente dirigida por los Clinton. El desequilibrado se lió a tiros tras comprobar que en los sótanos no había niños secuestrados ni torturados. La historia podría ser el argumento de una película de la serie B de Hollywood pero desgraciadamente ocurrió en la realidad. Según una investigación del 'Washington Post', el asaltante de la pizzería había leído una de las muchas noticias falsas que circulan por la red, con origen en los famosos servidores de Macedonia, en la que se establecía ese vínculo entre el local y una presunta red delictiva vinculada a Hillary Clinton. Y entre quienes habían ayudado a difundir el bulo se encontraban algunos colaboradores del futuro presidente Donald Trump. Una conspiración dentro de otra conspiración es una trama dramática de éxito asegurado. 

El inminente presidente norteamericano está a punto de volvernos locos. Crece la sensación de que ha ganado mintiendo sobre sus adversarios pero cada día parece más seguro que va a tener la desfachatez de cumplir con sus promesas. De manera que como en la famosa película de 'El show de Truman', va a construir una administración para la que el cambio climático no va a existir, los chinos son todos de color verde, el trabajo basura es norma, Siria es un protectorado ruso y los mexicanos unos presuntos delincuentes. Trump está crecido porque ha conseguido crear una metarrealidad sobre los Clinton y ahora piensa que con sus superpoderes va a conseguir crearla sobre el mundo entero. El drama será para sus seguidores, como el demente de la pizzería, que despertó de golpe en una realidad que nada tenía que ver con el mundo que se había creado.

Llegados a este punto, no está claro que acusar de mentiroso a Trump sea el mejor antídoto contra el virus del populismo que propaga. Lo mejor sería simplemente invitar a sus seguidores a pasearse por la realidad y salir un rato del sueño de las redes sociales y de los medios de comunicación, que en todas partes cuecen habas.