Al contrataque

Me pitan los oídos

JORDI ÉVOLE

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¿Tú sabías algo? Es que me dicen que hay una nueva hoja de ruta. Con tantas hojas, se me habrá traspapelado. O igual es que al final vamos a perder los papeles. Me dicen que esta ruta arrancó hace unos días, durante la celebración de la asamblea general de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) en Lleida. Todo empezó cuando el alcalde de la ciudad, el socialista Àngel Ros, intentaba dar la bienvenida a los presentes. Entonces un sector del público dedicó una pitada al alcalde. Según he leído, uno de los presentadores del acto se dirigió a los asistentes con estas palabras: «No hay que silbar. Los catalanes somos personas abiertas. Pido respeto, por favor». No me extraña que abuchearan a Ros porque su discurso fue durísimo: «Os agradezco que hayáis elegido Lleida para hacer esta asamblea. Para los leridanos siempre es un honor albergar asambleas y actos, sobre todo vinculados al debate sobre el futuro de nuestro país». Madre mía, a quién se le ocurre soltar esas cosas tan tremendas, pudiendo largar una cosita menos arriesgada, como prometer una declaración unilateral de independencia. Qué ganas de liarla que tienen algunos.

El GPS

Pero no contento con eso, Ros fue más allá. Afirmó: «Quiero agradecer a la ANC la contribución que hacéis a la fortaleza de la sociedad civil, que es imprescindible en Catalunya para mantener la lengua, la cultura y la identidad». Lógicamente, al escuchar esto el público reaccionó con más protestas. Con tanta bronca, tuvo que intervenir Carme Forcadell. La presidenta de la ANC agarró el micro y preguntó: «¿Somos o no somos demócratas?». Y añadió algo que traerá cola: «Pues si somos demócratas, respetemos todas las ideas, porque en la Catalunya que queremos construir ha de caber todo el mundo, piense lo que piense». Y los pitos cesaron. Me dicen que fue en ese instante cuando empezó a funcionar el GPS de la nueva hoja de ruta.

Al parecer, esta ruta tiene una parada en el Camp Nou en la final de la Copa del Rey de fútbol entre el Barça y el Athletic de Bilbao. Me dicen que está todo planificado. Me cuentan el plan, y me lo creo, porque tiene sentido, es coherente. Suena el himno y el público pega una pitada de no te menees, como la que recibió Ros. Inmediatamente después, y desde la megafonía del estadio, se oye la voz de Carme Forcadell: «¿Somos o no somos demócratas? Pues si somos demócratas, respetemos todas las ideas». Será un exitazo. Todo el mundo en silencio, ya verás. Bueno, casi todos. Porque yo diría que más de un catalanista es partidario de pitar el himno pero considera una falta de respeto pitar al alcalde de Lleida. La misma coherencia que practican esos políticos dispuestos a todo para impedir la pitada al himno pero que están a favor de no respetar el derecho a decidir de los catalanes.