ARTÍCULOS DE OCASIÓN

Pistas para llegar al asesino

DAVID TRUEBA

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Ya en varias ocasiones nos hemos detenido en el suceso tan repetido de los asesinatos de mujeres a manos de sus antiguos amantes. También era obvio que el destino de muchos hijos de esas parejas se estaba convirtiendo en la presa fácil del rencor sin alertar a nuestra vigilancia. Pero este verano las cotidianas cifras de crímenes se han estirado hasta el nivel de epidemia. En Cuenca dos chicas fueron asesinadas por el antiguo novio de una de ellas, y las televisiones nos mantuvieron informados con detalle. La caza y captura del asesino se quiso pintar como una película de audaces persecuciones cuando, una vez más, el crimen era zafio y la huida respondía a la ramplonería. El tipo usó su mismo coche, siguió llamando desde su propio móvil y fue a acomodarse a la casa de un amigo previsible que había conocido en presidio. Vamos, que por más que la tele lo pintara como un asunto de gran misterio, aquello no respondía más que a la misma insultante y demente brutalidad de siempre.

Coincidió en esos mismos días el desenlace de la salida del Real Madrid de su portero más relevante. Iker Casillas abandonó el equipo en otro de esos cruces desalmados que tiene el deporte con la memoria emocional. Pero lo que más llamó la atención fue que muchos medios de comunicación destacaron la decisión de su mujer de acompañarlo hasta Oporto y dejar su trabajo. Nadie duda que a Sara Carbonero le será sencillo combinar su nueva ciudad con actividades profesionales, porque goza de enorme relevancia. Por eso lo alarmante eran esos titulares que clamaban: "Lo deja todo por amor". Es feo comparar un asunto de bobería periodística con la sordidez del crimen, pero sería bueno que reparáramos en la cantidad de veces que se reclama a las mujeres una fidelidad, una renuncia y un abandono de toda profesión y actividad en aras de un concepto posesivo del amor. Este es solo otro de los muchos errores que aún comete la sociedad española cuando habla de relaciones sentimentales: insistir en valores machistas, caducos y finalmente criminales. La frustración emocional es la principal excusa para estos crímenes que, por suerte, ya no llamamos pasionales. Queda pendiente un esfuerzo nacional por intentar generar nuevos valores, basados en el respeto, la autonomía, la individualidad y la justicia para la mujer. Mientras no incidamos en ellos, seguiremos enterrándolas entre lágrimas de fracaso.

Pero hay algo más. El asesino está demasiado cerca. El entorno español carece de sentido de la prevención y todo lo intolerante que se vuelve con el criminal lo ha sido de tolerante durante el proceso de fabricación del rencor y la maldad en su interior. Es importante actuar con enorme celeridad para desvelar tantas cosas cercanas que señalan a un asesino en potencia. Comportamiento, actitud, mentalidad, asoman en la vida cotidiana sin que reparemos en que estamos ante un asesino que actuará como tal cuando le llegue la justificación. Y el mejor ejemplo son esos dos ciclistas muertos en parajes españoles porque los vecinos han puesto trampas para ellos: cables cortantes que les han provocado accidentes terribles. Los culpables permanecen en el anonimato, pero es seguro que se miran al espejo y encuentran excusas y personas de su entorno que los justifican. Es solo un ejemplo, pero el asesino está demasiado cerca, casi podríamos decir que dentro de nosotros y hay tantas pistas para llegar a él, que es insultante que no sepamos desactivarlo antes de que actúe.