los días vencidos

La piqueta inútil

JOAN BARRIL

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En una calle de la ciudad de Barcelona se entronizó hace años un curioso monumento en honor de algo parecido al trabajo. Se encuentra en una avenida que antes se llamó Infanta Carlota y que hoy lleva el nombre deJosep Tarradellas.Se trata de un monolito de mármol negro y de una construcción de piedra más clara con un friso por el que caminan personas dedicadas a los oficios de siempre. Cuando se construyó, alguien puso el yugo y las flechas en la parte superior del mármol negro para que se reflejara en un pequeño estanque. También unas palabras determinaban la autoría de la pieza. La democracia se cargó aquellos símbolos y el monumento quedó allí, envejeciendo dignamente, como envejecen las miradas de la gente cuando se adaptan a la belleza o al oprobio.

En tiempos de crisis de la construcción procedemos a la deconstrucción. El monumento tiene los días contados, porque se trata de un monumento franquista. Desnudo de toda ideología, el monumento continúa siendo franquista, por lo visto. Los portugueses que lograron librarse de la tiranía salazarista el 25 de abril de 1974 también tenían el llamado Ponte Salazar sobre el estuario del Tajo. Pero, en vez de demolerlo, prefirieron cambiarle el nombre como pieza cobrada al enemigo.

Los monumentos tienen una belleza interna, y a veces --no siempre--, una belleza externa, pero solo los totalitarismos se cargan el arte público simplemente porque no gusta a las autoridades. Los budas de Bamiyán fueron demolidos por los talibanes afganos, y por razones parecidasPrimo de Riveradisgregó las cuatro columnas dePuig i Cadafalchque ahora van a entronizarse de nuevo. ¿Cuáles son los motivos por los que hay piedras más nuestras que otras? Se percibe en esta iconoclastia oficial la misma obsesión refundadora que se advierte en los aniversarios de las parejas de segundas nupcias. Jamás hay en esas fiestas ni una foto ni una referencia a los primeros amores de la pareja del organizador. Es algo así como si los poderosos de hoy dijeran que la vida empieza con ellos y que lo anterior era prescindible. A los monumentos solo les puede vencer la erosión física. El pasado hecho piedra no ofende a quienes han sabido superarlo.

La eternidad

Lo deHugo Chávez es un fenómeno curioso. Su populismo histriónico no es muy distinto del que practicaBerlusconi.Y, sin embargo, a este se le llamaIl cavaliere,yChávezsolo es un golpista. Ambos hacen lo posible para adaptar la legalidad a sus intereses.Berlusconilo hace para librarse de la cárcel, yChávez,para perpetuarse en el poder.Chávezno tiene ningún reparo en usar una herramienta democrática tan ambigua como el referendo para convertirlo en plebiscito. Otros, y muy cerca de aquí, lo han hecho también. Pero, en el fondo de la eternidad deChá- vez,hay un problema, que no es otro que el de la limitación de mandatos. Nos guste o no, el único que en su día anunció su voluntaria limitación de dos legislaturas consecutivas al frente del Gobierno fueJosé María Aznar.Tal fue cautivo de sus palabras. Pero, al menos, las dijo. No como otros, que las callan y así van tirando degradando la democracia a una cuestión de la providencia.

Crisis

Tener suerte era ayer la lotería. Hoy la suerte es la miopía de poder seguir como si nada.