NÓMADAS Y VIAJANTES

¿Y si pierde el miedo?

RAMÓN LOBO

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Parece que esta vez la gran coalición hartura-esperanza derrotará al miedo en Grecia. Todas las encuestas dibujan un panorama similar: victoria de Syriza, pero sin mayoría absoluta. El primer ministro, el conservador Antonis Samaras, tiene siete días para alterar el rumbo demoscópico: debe convencer a los indecisos (cerca del 10% del electorado) y frenar el goteo de pérdidas entre sus apoyos. Lo tiene difícil porque es el rostro del ajuste que ha dejado al país exhausto (ha perdido un cuarto de su economía) y a sus habitantes empobrecidos. Además de hartura y esperanza, hay memoria.

Pese a todas las amenazas apocalípticas, injerencias y vaivenes de la Bolsa, los bonos y la prima de riesgo, no parece que el pánico a Syriza desempeñe un papel determinante como ocurrió en las elecciones de 2012. Pese a las declaraciones de los Juncker, Merkel y demás dioses del Olimpo europeo, da la sensación de que hasta la UE tiene descontada la victoria del partido de Alexis Tsipras y se preparan para convivir con una nueva realidad.

El líder de Syriza se ha entrevistado en los últimos meses con gran parte de la élite económica y política europea. Ya no es una cara tan nueva, sino un tipo que ha moderado su discurso para centrarlo en lo esencial: aire fresco para respirar y un cambio de rumbo, del ajuste al estímulo, para revitalizar una economía sin aliento tras tanta ración de electrochoque.

El líder de la izquierda radical griega cuenta con apoyos inesperados, como el del The New York Times, que pidió en un editorial un aplazamiento de los pagos de la deuda porque «estrangular a Grecia no mejorará las posibilidades de cobrar». Tsipras ha dejado fuera de su discurso la salida de la OTAN y el cierre de la base estadounidense de Creta. Lo urgente es el rescate de las personas.

Los analistas sostienen que, en el mejor de los casos, Syriza quedaría a tres puntos de la mayoría absoluta. El sistema electoral griego, pensado para castigara todos los que no sean los partidos turnantes -Nueva Democracia y PASOK-, ahora podría beneficiar a la izquierda radical porque el vencedor tiene un premio extra de 50 escaños. En España pasa con la ley d'Hondt, que perjudica al tercero.

Voto oculto

Los periodistas griegos consultados están convencidos de que es casi imposible que Syriza alcance los 151 escaños, aunque nadie descarta sorpresas, que al final lo logre o que pierda las elecciones en el último minuto. No sé cuánto es el voto oculto en Grecia. El de España no aparece en estos momentos en las encuestas.

Según el periodista Kostas Pliakos, la mayoría absoluta dependerá de la suma de dos factores: que Syriza alcance el 34% de los votos y que la suma de los porcentajes de los partidos que se queden fuera del Parlamento, es decir, aquellos que no superen la barrera del 3% exigida por la ley, sea del 15% o mayor. Las encuestas sitúan a Syriza en torno a ese 34%, con Nueva Democracia no muy lejos, alrededor del 29%.

Si gana Samaras, seguirá la gran coalición, si es que el PASOK no queda fuera. En las encuestas navega en un peligroso 3,6%. Es el precio por haber traicionado a su electorado. Si no fuera suficiente, el líder conservador tendría que atraer a los centristas de Potami, que no es una opción pura pese a crearse el año pasado: son los de siempre con otro collar.

Si gana Syriza tendría los mismos candidatos para formar su Ejecutivo: PASOK o Potami, porque están excluidos los prosoviéticos del KKE y los neonazis de Amanecer Dorado.El partido creado hace unas semanas por el exprimer ministro y exlíder del PASOK Iorgos Papandreu tiene todas las papeletas para quedarse fuera de la Cámara. Sería una sorpresa que entrara.

Paralelismos con Podemos

Pliakos dice que una eventual victoria por mayoría absoluta generaría problemas internos a Tsipras, que tendría que lidiar con su sector más radical, el que exige la salida de la OTAN y la denuncia de la deuda. Una coalición con el PASOK serviría de excusa para atemperar

radicalismos.

Pese al empeño de Rajoy de vincular Podemos con Syriza, tienen poco en común aunque existen algunos paralelismos: campaña del miedo, runrún de un pacto PP-PSOE e irrupción de la gran coalición ciudadana: hartura-esperanza-memoria. En Podemos también hay un sector pragmático frente a otro más ideológico. Una victoria de Syriza, y que sus primeros meses no sean todo lo malos que auguran los cenizos, dejaría al PP y al PSOE sin el argumento del miedo. Sin ese miedo ¿qué queda? ¿Ilusión? Una parte del partido de España se juega el domingo próximo en Grecia. Habrá que estar

atentos.