El Petit Palau de una gran princesa

Xavier Ginesta

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Allí donde canta llena la escena. Mirada serena, nunca perdida, solemnidad a pesar de su juventud. Gemma Humet es una de las voces más prometedoras de la música catalana, un todo armónico --dulce balanceo de hombros incluido, cuando sigue el ritmo de la música-- que ensalza aún más la obra de Lluís Domènech i Montaner. La sala pequeña del Palau vivió una premier cargada de emoción, de temas entrelazados a conciencia para recorrer los lugares comunes de Gemma Humet que estuvo acompañada, siempre y en todo momento en el escenario, de músicos y maestros que le rendían homenaje. El Petit Palau fue escaparate para una nueva joya: Si canto enrere.

Humet, acompañada de una banda de seis músicos liderada por un virtuoso Pau Figueres a la guitarra, combina los temas propios --'El noi de les places buides', 'Estranys', 'Pluja d’estels' o la bulería 'Les lleis del teu cos'-- con versos de Miquel Martí i Pol o Federico García Lorca --'Petita suite' y 'Gacela del amor desesperado'-- y clásicos de la canción catalana, como por ejemplo, 'Si te m’en vas', homenaje a su tío Juan Baptista Humet, o 'Quan érem infants', de Miquel Porter. "Me gusta contar historias cuando canto, y hay canciones de la Nova Cançó que explican algunas que son muy bonitas. Los jóvenes debemos recuperarlas para que las nuevas generaciones las sepan", comentó ante un auditorio entregado, que presidía a la izquierda del anfiteatro el maestro Toti Soler. De hecho, él fue quien acompañó la estrella emergente en el primero de los tres bises, a dúo, entregándose a Ovidi con su 'Homenatge a Teresa'. El clímax.

Dicen que uno siempre es agradecido cuando nunca se olvida de sus maestros. Gemma Humet entronizó la 'Petita festa' de Toti Soler durante el exordio del concierto, acabándola con la mirada más sincera y agradecida de toda la noche. Se leía en sus ojos: "Maestro, hoy este concierto va por ti". Un preludio que también contó con 'Luiza', de Tom Jobim, y 'Alfonsina y el mar', de Ariel Ramírez y Félix Luna, dos piezas que junto con la versión que hizo de 'Petita festa', eran la radiografía de tres momentos especiales de la vida de la autora. Tres ejemplos del significado del título del trabajo que presentaba, la puesta de largo "de una niña que había aprendido a cantar antes que a hablar". Marta Figueras leyó una tierna 'laudatio' antes de empezar: "Gemma, nacida en la ciudad de las chimeneas, de un cepillo hacía un micrófono y de una cama un escenario".

Este pasado viernes, la escena catalana pudo admirar la voz melosa, sólida y trabajada de una joven egarense que algunos conocieron cantando a Ovidi, con Toti Soler y Joan Massotkleiner, en la inauguración del Barnasants, o que otros habíamos conocido mucho antes cantando en pequeño formato en el Centre Parroquial de Centelles, en el seno de un ciclo de canción de autor. Ya entonces, en un mítico espacio perdido en Osona, que en el pasado había acogido algunos de los mitos de la Nova Cançó --como Joan Manuel Serrat o Guillem d’Efak--, algunos pensaron que la combinación armónica entre la voz de Gemma Humet y la majestuosidad de la guitarra de Pau Figueres debía tomar el relevo de los grandes del panorama musical de este país.