La clave

Espuma del tiempo

ALBERT SÁEZ

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Periodistas, políticos y analistas de urgencia tendemos a abusar del calificativo 'histórico'. Unos por la necesidad de publicar noticias cuando no hay hechos que merezcan serlo. Otros por la necesidad de abrir la boca y salir en los medios cuando no tienen nada que decir. Y los últimos por la precipitación de explicar los acontecimientos antes de que acaben. Pero lo cierto es que como decía el gran Jorge Semprún en eso que llamamos 'actualidad' hay mucha espuma que el paso del tiempo reduce a insignificantes gotas de cerveza en mal estado.

En 2011 un joven verdulero inició en Túnez lo que los analistas occidentales llamamos pomposamente la 'primavera árabe'. Siguieron las revueltas en Egipto, Libia y Siria. Y unas semanas después conectamos aquellas protestas con lo que ocurrió en Madrid, en Barcelona, en Atenas, en Nueva York y en Estambul. Se han escrito ríos de tuits pero también de tinta explicando el presunto común denominador de esta revuelta: las redes sociales. Algo hay pero la realidad es un poco más tozuda de lo que imaginábamos.

El tiempo, implacable

Este viernes, el jurado del premio Nobel de la Paz nos dio un buen baño de realismo al conceder el galardón al Cuarteto para el Diálogo Nacional en Túnez. Pocas portadas se habían ganado hasta ese momento este grupo de la sociedad civil organizada que, tras la eclosión del 2011, ha logrado abrir una negociación que ha conllevado una mejora sustancial de la calidad de la democracia en ese país. Poco ruido y muchas nueces que ningún periódico, ni político ni analista de urgencia había considerado 'histórico' hasta el momento.

Puede que no sea el único caso. Cuando el tiempo diluye la espuma, lo cierto es que Renzi resulta ser más eficiente que Beppe Grillo para cambiar la Italia de Berlusconi; Colau algo más sólida que Podemos para ganar a la derecha como se ha demostrado en las elecciones catalanas, y la velocidad lenta de la CUP tiene más premio que las soflamas independentistas de algunos hiperventilados en los años del llamado 'procés'. El tiempo es implacable con la espuma.