La clave
El periodismo de las buenas historias
Resulta fundamental poder sufragar la prensa de calidad que reclama el público exigente, alérgico a la banalidad y el sensacionalismo tan en boga
Enric Hernàndez
Director
Director de EL PERIÓDICO desde el 2010 y licenciado en Ciencias de la Información por la Universitat Autònoma de Barcelona. En 1998 se incorporó al diario como redactor jefe de Política en Madrid. Un año más tarde, asumió la jefatura de la delegación y, en el 2006, fue nombrado subdirector. También trabajó en 'El País' como director adjunto y en el diario 'Avui', donde inició su carrera profesional.
ENRIC HERNÀNDEZ
Resulta sarcástico que el Día del Trabajador, este domingo, preceda en el calendario al Día Internacional de la Libertad de Prensa, el 3 de mayo. Porque la gran amenaza para la libertad de prensa es justamente la ausencia de periodistas que puedan ejercerla. Según el <strong>'Informe de la Profesión Periodística 2015'</strong>, 12.200 profesionales de la información han perdido su empleo en España desde el 2008, y en cinco años el salario medio de quienes lo han conservado se ha reducido el 17%: de 32.000 a 26.000 euros brutos anuales. Menos periodistas y peor pagados.
Atribuye el tópico las dificultades de la prensa a dos causas sobrevenidas: la crisis económica del 2008, que ha diezmado los ingresos publicitarios, y la revolución digital, que multiplica la oferta informativa gratuita y vacía los quioscos. Pero ambos hechos, incontrovertibles, no bastan para entender toda la dimensión del problema. Antes de la crisis y de internet, los diarios tradicionales acusaron el impacto de la prensa gratuita --hoy prácticamente extinta-- y el agotamiento del otrora lucrativo negocio de las promociones dominicales.
AMPLIAR AUDIENCIAS
Los diarios, impresos y a la vez digitales, pierden compradores pero no paran de ganar lectores, que gracias al efecto multiplicador de internet y las redes sociales hoy se cuentan por millones. El reto del periodismo es ampliar las audiencias; el de los gestores, ayudar en ese empeño y aprender a monetizarlas. Todo ello para poder sufragar el periodismo de calidad que reclama el público exigente, alérgico a la banalidad y el sensacionalismo tan en boga.
Cientos de miles de lectores han devorado esta semana en la web de El PERIÓDICO el relato de Carles Cols sobre las productoras de <strong>cine porno</strong> que ruedan furtivamente en las calles de Barcelona. Y también el drama de Olga, la niña agredida por su madre ante el vecindario, narrada por Guillem Sànchez y Teresa Pérez. Dos buenas historias, tan interesantes para los lectores digitales como para los adictos al papel. La esencia del periodismo, sea digital o impreso, sigue siendo la misma: contar buenas historias. Lo demás son excusas.
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