Pequeño observatorio

'Per Nadal només l'afecte val'

JOSEP MARIA ESPINÀS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Para los que ya somos viejos -o como dicen algunos «para los que ya tenemos años», ahorrándose el 'muchos'- la Navidad se presenta como un día extraño. Mucho más cargado de referencias que ningún otro día del año. Porque Navidad es una fiesta que, al mismo tiempo, es presente y es retrospectiva. El presente navideño tiene pocos o muchos protagonistas, depende de la amplitud del núcleo familiar. Desde los niños de pocos años hasta unos posibles abuelos, e incluso tatarabuelos, incluyendo además los hombres y mujeres que han llegado a la madurez. Y no puedo olvidar, en este esbozo de la diversidad, a los solitarios, algo que debería ser objeto de otro artículo.

Para los que estamos llegando a los últimos años del ciclo de los 80, una mirada atrás nos proporciona un apelmazamiento de hechos, suertes y desgracias, cuyos detalles suele difuminar una inevitable debilidad de la memoria. Eso sí, tal vez alrededor de la mesa, alguien más joven o lúcido resucita alguna anécdota curiosa, pintoresca y a veces emotiva que forma parte de la historia familiar.

Pero quién sabe si esta capa de niebla que, con el paso del tiempo, se va poniendo sobre los recuerdos nos ayuda a sobrevivir sin drama. Bien mirado, la fiesta cristiana de Navidad nació para tapar una fiesta pagana que celebraba un hecho astronómico: la finalización del solsticio de invierno y el comienzo de la prolongación de la luz del día. El sol, que en estos días comienza a imponerse poco a poco, ha sido un símbolo compartido por muchas creencias.

La celebración de la Navidad es en el fondo un acto de optimismo colectivo. Lástima que no pueda ser siempre un día alegre para todos. Deseo a dos amigas, Rosó y Maria, que el sol que se nos acercará cada vez más les lleve una sonrisa reconfortante. Porque el sol es nuestro benefactor desde que el mundo es mundo.

Y deseo a los lectores, y también a mí mismo, que la Navidad nos ayude a respirar con calma.