Zorrilla y Catalunya

Pequeñito y con perilla

Los catalanes habían hecho tan suyo su nombre que le llamaban 'en Surrilla'

Representación pictórica de 'Don Juan Tenorio'.

Representación pictórica de 'Don Juan Tenorio'. / periodico

CARE SANTOS

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José Zorrilla escribió que su célebre Don Juan Tenorio, obra de la que él renegaba, «no le permitía ni vivir ni morirse». Acertaba: vivir, porque apenas cobró nada por las muchas representaciones que conoció en vida; ni morirse, ya que es precisamente su romántico protagonista quien más ha perpetuado la memoria del autor, de quien este año celebramos 200 años de su nacimiento

La última vez que oí resonar en Barcelona los versos de Don Juan Tenorio fue en el teatro Romea en el 2010. Pere Arquillué, era un magnífico don JuanLloll Bertran era BrígidaManolo GarcíaLuis Mejía y Victòria Pagèsdoña Ana de Pantoja. Fue una lectura dramatizada, programada cerca del día de Todos los Santos, como manda la tradición.

"Torres de hombres"

Es justo que Catalunya recuerde y aprecie a Zorrilla. Estuvo muy vinculado a ella, fue aquí muy admirado y él devolvió esa admiración con creces. En Barcelona se casó por segunda vez, a los 52 años, con una joven de 20, Juana Pacheco. La boda se celebró en la parroquia de Santa Ana el 20 de agosto de 1869. La pareja vivió en Barcelona casi siempre. Pero Zorrilla pasó temporadas escribiendo en Tarragona, donde llegó a ser tan popular que hasta entregó a los Xiquets de Valls el premio de una competición de «torres de hombres», según escribió. Fue invitado de honor de la fiesta mayor de Reus. Recibió homenajes en Terrassa, Mataró, Girona, Figueres y otras muchas ciudades. Las condecoraciones y laureles catalanes adornan parte de su casa natal –hoy museo– en Valladolid, que este año está de celebración.

El autor decía admirar Catalunya «porque en aquella tierra del trabajo se comprende que nadie debe trabajar sin recompensa». Se enorgullecía de haber sido aceptado entre los catalanes «como hermano» y contaba que habían incluso hecho tan suyo su nombre que le llamaban «en Surrilla». «Qui és aquest tan petit i amb tanta ‘perilla’ que tothom saluda?», dice que preguntaba la gente al verle. «En Surrilla!» exclamaba alguien enseguida, «aquell home tan savi que ha fet Don Juan Tenorio»