ANÁLISIS

La penúltima lección de Valverde (habrá más)

Valverde da instrucciones a sus jugadores en el Camp Nou durante el Barça-Levante.

Valverde da instrucciones a sus jugadores en el Camp Nou durante el Barça-Levante. / periodico

Emilio Pérez de Rozas

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Luego, la gente y, cuando me refiero a la gente, me refiero a todos aquellos, catalanes y foráneos que tejen grandes tesis doctorales sobre el Barça, el 'més que un club', La Masia, el tiki taka, el cruyffismo, el guardiolismo… se pregunta cómo puede tener tanta influencia el entorno en el día a día de un club que, como comprueban los nuevos cuando llegan a su seno, «despierta con un incendio cada día».

El Barça de Valverde no ha vivido un mes, una semana, ni siquiera un día sin lío. Y, cuando no lo ha habido, alguien lo ha provocado. Y no me refiero (solo) a ese maldito y dañino twitter, no, sino a muchos que tienen voz (y muy alta) en los alrededores de una de las entidades más grandes del mundo, de enorme incidencia en la vida de millones de personas.

Como un milagro

Lo que Valverde está haciendo en esta jaula de grillos que es el Barça, en las catacumbas del Camp Nou, en el seno de una entidad donde jamás se han dado tregua, ni en la directiva, ni en el vestuario, ni mucho menos en el entorno y medios de comunicación, que viven de la agitación, es un milagro.

Y lo está haciendo con cifras récord. Espectaculares y, si ves la segunda parte del Bernabéu y la primera ante el Levante, ya ni siquiera puedes decir (como le encanta rumorear a buena parte de esa oposición cruyffista) que «el Barça no juega a nada». No, no, juega de maravilla y, sí, continúa metiendo goles con siete toques y tantos de preciosa factura.

El dinero, en el campo

El último grito es vociferar que ¡menudo lío que llegue Coutinho! ¡vaya cacao que se recupere Dembélé! ¡Menudo problemazo para Valverde! De verdad, estas cosas solo pasan alrededor del Barça. Perdonen, señores, la putada, la inmensa preocupación para Valverde fue que se fuera el traidor de Neymar. La desesperación pudo ser que su recambio se lesionase nada más llegar. Pero que Dembélé empiece a correr y a trotar (solo a trotar, ya habrá tiempo, ya) de hacer fantasías con el balón en los pies y  que ahora el Barça meta el dinero en el campo (como Cruyff le exigía a Núñez) con el fichaje de Coutinho ¡menudo jugadorazo!, como dice Guardiola, es una bendición para Valverde.

Porque si algo deberían tener claro todos (y no parece el caso, no), es que Valverde está demostrando saber manejar todo eso a las mil maravillas y tener a todo el mundo enchufado, sacar el equipo ideal para cada partido, ser justo con sus jugadores, saber rotarlos y hacer los cambios adecuados en cada encuentro. Y tenerlos a todos enchufados, olvidándose de los que han decidido quedarse en el camino, como Deulofeu.

¿Un problema de 160 millones?

¿Hay algún tonto que piense que si Valverde pensase que tener todos esos jugadores (buenos) fuese un problema, hubiese permitido que el Barça se gastase 160 millones en Coutinho? No, claro. «El fútbol son cinco minutos claves. Cinco minutos que nunca, nunca, sabes cuándo van a aparecer. Y tú, si quieres ganar, tienes que tener el jugador ideal para ese instante, para esos cinco minutos de cada partido. Así que mientras más jugadores tengamos para esos cinco minutos, y buenos, muy buenos, los mejores, sí, y en forma, motivados, mejor que mejor. Oído barra.