DOS MIRADAS

Paz

Es la palabra más burlada, violada, golpeada, torturada y asesinada de todo el diccionario

EMMA RIVEROLA

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Paz es una palabra corta. Una única expulsión de aire. Una urgencia hecha voz. Como si supiera que solo así tiene alguna oportunidad de ser pronunciada. Una palabra de cuatro sílabas sería una misión imposible. Entre sus letras se colarían tantas trampas para desbaratarla que nunca podría completarse. Paz. La palabra más burlada, violada, golpeada, torturada y asesinada de todo el diccionario. Sus letras aparecen maltrechas en una buena parte del mapamundi. A veces, un poco ajadas. A veces, tan laceradas que resultan irreconocibles. A pesar de ello, cuando las tres lucen completas, su presencia es discreta. Solo la recordamos cuando la vemos quebrarse en mil pedazos, cuando contemplamos sus trazos llenos de sangre, de lágrimas, de cuerpos destrozados y pueblos heridos. Turquía es hoy mucho más oscura, más triste y más huérfana que la semana pasada.

Las imágenes de esas personas unidas por las manos, esbozando con sus pasos un baile kurdo, sonrientes, desafiantes, manifestándose por la paz, adquiere un segundo trágico cuando a sus espaldas se contempla la explosión de fuego y humo que está a punto de abatirse sobre ellas. Es solo un instante. El tiempo que tarda en atragantarse una sílaba. Se culpa del atentando a los yihadistas, a los ultranacionalistas, a las cloacas del Estado… Las peores trampas, los peores borrones que se ciernen sobre otra palabra demasiado larga, demasiado vulnerable: democracia.

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