Gente corriente

Pau Jimfer: «¿Tengo que dejar que me discriminen por tener útero?»

Premamá guerrera. Perdió el trabajo por un embarazo y convirtió su experiencia en una obra de teatro.

«¿Tengo que dejar que me discriminen por tener útero?»_MEDIA_1

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GEMMA TRAMULLAS

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En plena euforia hormonal, lo último que pensaba esta mujer nacida en Cerdanyola hace 28 años y licenciada en Filología inglesa era que su primer embarazo podría costarle el trabajo. A la emoción por el  nacimiento de Nil, previsto para principios de diciembre, Pau suma ahora la preocupación por un horizonte laboral precario y la determinación para luchar contra la discriminación de las futuras madres.

-Usted era profesora de inglés.

-Trabajaba en una academia a jornada completa. Cuando le comuniqué a mi jefe que estaba embarazada soltó un bufido y dijo: «Ya pensaré qué hago contigo». Viendo su reacción, pensé que tenía que prepararme.

-¿Qué hizo?

-Consulté a una abogada que me explicó cosas que yo no sabía, como que la baja por maternidad la cubre al ciento por ciento la Seguridad Social y que si la empresa contrata a un sustituto para mi puesto tiene bonificaciones. Con toda esa información me presenté a dos reuniones con mi jefe. Bueno, con la información y con una grabadora.

-¡Una grabadora! Debía verlo muy negro.

-Sospechaba que no era muy legal, pero me alegro de haberlo hecho. Son conversaciones fuertes, se nota que yo estoy muy nerviosa y me sirvió como terapia, porque no es que yo recordara algo vagamente sino que tenía la prueba de lo que me habían dicho.

-¿Qué le dijo exactamente su exjefe?

-Que tener una profesora que en el futuro pudiera coger bajas era un problema y que lo mejor para los dos era que no me renovara el contrato, así yo podría cuidar a mi bebé y su empresa no se vería perjudicada.

-¡Hay que ver! ¡Encima lo hizo por su bien!

-Ahí vi que el problema no es que una mujer se quede embarazada, ¡el problema es que una mujer sea madre! Mi exjefe temía que en el futuro yo pidiera jornada reducida o llamara porque mi hijo estaba enfermo. En cambio, en la oficina donde trabaja mi pareja, Adrià, nadie se cuestionó que a partir de entonces él quizá querría hacer otro horario. Es muy frustrante. ¿De qué me sirve tanta formación? ¿Por qué al quedarme embarazada dejo de ser una persona con todos los derechos? ¿Tengo que aguantar que me discriminen por tener útero?

-La gran mayoría de permisos para cuidar familiares los piden las mujeres.

-Con solo dos semanas de permiso de paternidad, la ley no ayuda. Pero soy optimista. Estamos en una transición y hay que luchar para cambiar las cosas poco a poco.

-¿Denunció su caso?

-Sí, y en el acto de conciliación mi exjefe volvió a ofrecerme el trabajo, pero lo rechacé. No quería volver allí, pero quería que se supiera lo que me había pasado para que ninguna otra mujer tuviera que sufrirlo.

-Llegó a hacer una obra de teatro.

-Estoy en un grupo de mujeres del barrio de Horta que me han acompañado durante todo el proceso y la idea fue de una de las chicas. Yo también soy actriz y era una manera de llegar a más gente. Transcribimos la conversación y con dos amigos de la compañía Was-Zah Teatre montamos la obra y la presentamos en las fiestas de Horta. Hacer de mí misma fue terapéutico.

-También prepara un cortometraje.

-Desde que estoy embarazada estoy sufriendo un nuevo machismo que  no conocía y el corto trata sobre estas situaciones.

-¿Por ejemplo?

-Cuando vamos con Adrià a una tienda de ropa para bebé, los vendedores solo se dirigen a mí. «Perdona, pero es que a mí también me interesa», dice a menudo Adrià. A él también suelen decirle que aproveche ahora y salga mucho porque cuando nazca el niño ya no podrá; en cambio a mí me dicen que todo será taaaan bonito.