Estrategias oblicuas

Ni patriotas ni provida

IGNACIO ESCOLAR

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España limita al norte con Francia, al oeste con Portugal, al este con el Mediterráneo y al sur con la Guardia Civil, en una línea verde y con tricornio que nos separa de Marruecos, según la nueva doctrina del ministro del Interior. España, dice Jorge Fernández, tiene en Ceuta una frontera «retrotraída», y por eso los inmigrantes que el jueves sobrevivieron a las balas de goma y al mar nunca entraron en España, aunque llegaran casi ahogados a la playa española del Tarajal. No estaban en España porque, según el ministro retrotraído, el territorio nacional no empieza donde dicen los mapas, sino tras sobrepasar al último agente de la Guardia Civil, como en el rugby. Esta hipocresía tiene sus ventajas. Según la ley, no se puede expulsar a los inmigrantes en caliente: una vez pisan España, hay que cumplir una serie de trámites. Pero si España empieza cuando lo dice la Benemérita, cualquier expulsión de una patada será siempre legal.

Si la playa ceutí del Tarajal no es de España, ¿es acaso marroquí? Pues con estos patriotas nunca se sabe: lo mismo te mandan un batallón para recuperar el islote de Perejil que te ceden un trozo de Ceuta a Marruecos para justificar la enésima chapuza en unos sucesos que ya van por 15 muertos y decenas de mentiras sin que nadie asuma la responsabilidad.

Inhumano

Dos días después de la tragedia, el director general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández Mesa, negó que sus agentes hubiesen disparado pelotas de goma a los inmigrantes mientras estaban en el mar. «Eso sería inhumano», explicó el todavía director general. «No creo que haya ningún español que crea que la Guardia Civil fuera capaz de eso». Tenía razón: lo que hizo la Guardia Civil, y que una semana después admitió el propio ministro, fue inhumano. Por eso debe ser destituido por mentiroso o por incompetente, tanto si mintió deliberadamente como si los mandos de Ceuta le engañaron.

Es inhumano disparar balas de goma mientras decenas de personas que no saben nadar boquean en el agua, luchando como pueden por sobrevivir -muchos de ellos venían de países sin costa y probablemente era la primera vez que se metían en el mar-. Es inhumano que nadie avisase a Salvamento Marítimo ni a la Cruz Roja. Es inhumano que la Guardia Civil no se moviese para asistir a los inmigrantes que se ahogaban a unas decenas de metros de su lancha. Y es aún más inhumana la excusa que ha dado Interior para explicar por qué no hubo rescate: porque no podían entrar en el espacio marítimo marroquí.

Las fronteras «retrotraídas» son así: asimétricas. Muy flexibles o muy rígidas, dependiendo de la excusa que interese al señor ministro, ese «provida» de palabra y oración, que no de obra.