GENTE CORRIENTE

«El patriarcado neoliberal nos está pisando el cuello»

Patricia Caro Maya es una activista social por los derechos de las mujeres gitanas. Investiga el sexismo en los jóvenes

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OLGA MERINO

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Ha estudiado Psicología porque le atrae escudriñar «la parte fea del bordado», las conexiones ocultas tras el paño. Patricia Caro Maya (Arlés, 1982) visita la semana próxima Barcelona para participar en un congreso sobre nuevas tecnologías y antigitanismo (25 y 26 de noviembre, biblioteca de La Mina). Vive en Madrid.

-Gitana y feminista, ¿cómo se lleva? Una vez me preguntaron si el feminismo gitano era como el comunismo chino. Para mí, ser gitana y feminista significa continuar la estela de nuestras madres y abuelas.

-¿Cómo empezó todo? Fue en la escuela donde comencé a sentir comentarios y actitudes discriminatorias por parte de compañeros y de profesores. Entonces, era la única gitana en clase y en el colegio, que, por cierto, era muy católico.

-¿Contaba en casa lo que sucedía? No. Los gitanos lo tenemos tan interiorizado que ni se me pasaba por la cabeza plantearlo. Siempre había sido así.

-Hábleme de su familia. Mi padre había trabajado en el teatro y ahora lo hace en una empresa de seguridad; mi madre, en la venta. Es una mujer sin estudios pero con un conocimiento muy profundo de la vida y de la cultura.

-¿Y los abuelos? Un abuelo era tratante de caballos y el otro herrero. Mis dos abuelas vendían ajuares; eran dos mujeres muy independientes que aportaban a la economía familiar lo mismo que sus maridos.

-Siguen sufriendo discriminación. Como mujeres y como gitanas. A día de hoy es más sutil; se manifiesta por ausencia.

-¿Puede explicarlo? En la ley de educación, por ejemplo. Según los datos que vengo recabando, el porcentaje de fracaso escolar en las chavalas gitanas alcanza el 95%. ¿Y se hace el Estado responsable?, ¿analiza la raíz del problema?

-¿Cuál es?, ¿dónde está la causa? Incluso los profesores albergan prejuicios, la expectativa de que estas chicas no llegarán a nada, que no les interesa estudiar, sino casarse y tener hijos.

-Muchas se casan muy pronto. No existen datos. Lo que sí puedo decirle es que las instituciones no ofrecen alternativas al matrimonio temprano.

-Pero… Si obtener un trabajo en igualdad de condiciones es difícil, para muchas chicas calés la única manera de cambiar de status es a través del matrimonio.

-Investiga el sexismo entre los jóvenes. Sí, en varios grupos y, entre ellos, los gitanos. Y yo no me atrevería a decir que los gitanos son más machistas o que las mujeres gitanas somos más sumisas. También detecto sumisión en las mujeres payas.

-No lo dudo. Muchas payas se someten a dinámicas laborales desquiciantes. Han entendido que el camino hacia la liberación pasa por rendirse a un sistema neoliberal que cercena sus vidas. ¿Qué tipo de conciliación familiar reciben las payas? ¿A cuántas despiden cuando se quedan embarazadas?

-Sucede, sí. El sistema nos enseña que el modelo de éxito payo es tener un trabajo alienante que sostenga un chalet, un marido blanco, la parejita de niños y el 4x4.

-Dígame, qué propone. Veo más fructífero que nos unamos unas y otras con los hombres que comparten que el patriarcado neoliberal nos está pisando el cuello. Para mí el feminismo es una liberación en grupo, de todos.