Pequeño observatorio

Passola, un singular emprendedor

Muy a menudo, hoy hay empresas que no emprenden nada que deje un rastro socialmente positivo

JOSEP MARIA ESPINÀS

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Al pasar las páginas del diario El Punt Avui me he encontrado, sorprendido, con una fotografía de Ermengol Passola. Ilustraba un artículo de Francesc Cabana que llevaba este título: Empresas que tienen almaPassola murió un enero, ahora debe hacer justamente cinco o seis años, y había construido una empresa, Mobles Maldà, que modernizó, con éxito, la oferta de mobiliario. Creía en el diseño. Y en aquellos años franquistas se sintió impulsado a colaborar en otro diseño también innovador, el de la Nova Cançó: primero incorporándose a Edigsa y después fundando Concèntric, una editora de discos en catalán. A él se debe la aparición en disco de Lluís Llach, de Maria del Mar Bonet y de tantos otros.

Me pidió que colaborase en esa arriesgada empresa y pude comprobar, muy de cerca, cómo un mueblista acreditado se dedicaba al descubrimiento y la promoción de nuevos cantantes. Y cómo se inventaba -y pagaba, claro- La Cova del Drac, un local que ofrecía canciones y espectáculos en catalán en plena calle de Tuset cuando esta calle era una referencia de la modernidad en Barcelona. Nada que ver con el tipismo de Ciutat Vella.

En Concèntric conocí, entre otras, a dos personas admirables, Roser Domingo, que hacía de secretaria pero era un ángel de la eficacia, y Francesc Burrull, el músico que afinaba las canciones de los nuevos cantantes que le llegaban. Otro ángel, sabio y sentimental, con el que cuando nos encontramos ahora los abrazos nos hacen temblar.

Me ha gustado que Francesc Cabana haya hablado de las «empresas que tienen alma» y haya citado a Ermengol Passola. Porque muy a menudo, en el tiempo en que vivimos, hay demasiadas empresas que no emprenden nada que pueda dejar un rastro socialmente positivo. Empresa Passola fue un emprendedor, como se dice ahora. Pero a favor de los demás y sin hacer ruido.