Pequeño observatorio

La pasión y el pudor de Pairolí

Hay libros que quedan, como 'La vida a la menuda', del escritor de Quart

JOSEP MARIA ESPINÀS

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Los escritores no son -no somos- como aquellos sacos de garbanzos que llevan un cartelito que dice cuál es su precio. Los escritores no tenemos un precio fijado por ninguna báscula, y son los lectores quienes dicen si ese libro les fa el pes o no. También puede ocurrir que al comprador de un libro le pase por alto una cesta donde había una fruta perfectamente madura y sabrosa.

Sería una lástima que al comprador de libros selectos le pasara por alto el libro La vida a la menuda de Miquel Pairolí, que murió hace pocos años. Los escritores pasan, pero hay libros que se quedan, más o menos visibles, entre nosotros. He leído las 600 páginas destiladas por un escritor singular que vivía en Quart y murió en plena madurez. Cinco años pueden ser pocos y pueden ser muchos en un oficio que está muy sometido a la presión de las novedades.

Pairolí trabajó literariamente varios géneros: novelas, biografías, artículos, teatro, ensayos... pero nunca dejó de ser él. Una exigencia de formalidad literaria y personal. Era un intelectual de múltiples lecturas y aptitudes, que vivía arraigado en el campo y acompañado en su soledad por su madre. Un hombre que leía los libros fundamentales de diversas culturas y géneros y que oxigenaba el cerebro dedicándose a cultivar el huerto de su casa. No sé cuántas ideas tuvo y cuántas reflexiones se hizo mientras tenía una azada en la mano.

No le traté mucho, sí mucho más su editora de algunos libros, Isabel Martí, que lo visitaba a menudo en Quart y hacía compañía al escritor y su madre. Pairolí era socialmente poco expansivo, pero se le adivinaba una fiebre vital que él domesticaba. Escritor capaz de trabajar en campos diversos, me admira ahora, especialmente, su capacidad de descripción. Describir es el arte de saber mirar y relacionar. Esto es, pienso, lo que llaman creatividad. Pairolí ha sido, entre otras cosas, un observador sensible. Armonizando la pasión y el pudor.

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