en contra

«Pásamelo, tío»

No todos los que consumen porros van a sufrir efectos negativos, pero no sabemos quiénes escaparán a ellos

FRANCISCO PASCUAL

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

No sé si es moda o casualidad, pero durante los últimos cuatro años acuden a mi consulta personas muy jóvenes en demanda de ayuda para dejar de consumir cannabis, cada vez en mayor número y de edades más tempranas. Pero también, durante este último año, algunas de esas personas ya superan los 40 e incluso los 50 años.

«Yo fumo desde siempre, desde chaval. Me he planteado dejarlo en varias ocasiones y la verdad es que reduzco el consumo, e incluso llego a cortar del todo, pero a los tres o cuatro días necesito volver a fumar, ya que de lo contrario no puedo dormir e incluso me pongo muy irritable. Yo creo que tengo una dependencia», me comentan.

Mi inquietud profesional se desborda en ese momento y pregunto sobre los consumos; algunos me dicen que ellos solamente consumen maría, cada vez en mayor cantidad, que lo del chocolate cuando eran más jóvenes. Y los de menor edad (desde los 12 años) me dicen que siempre han fumado hierba, que en ocasiones la compran, pero muchos de ellos tiene sus propias plantas. Plantas de cultivo rápido, manipuladas genéticamente y con concentraciones cada vez más elevadas de THC. «Pega cada vez más fuerte», me explican.

Para mí siempre ha sido una sustancia de difícil clasificación por sus efectos distintos según la persona. Últimamente, algunos, no sin cierto temor, son contundentes: «Doctor, esto lo tengo que dejar, ayúdeme».

Los policonsumidores abandonan todo tipo de consumo, pero en cuanto al cannabis me suplican: «Los dos porros de la noche no me los quite, no sabría relajarme, descansar. Solo son esos los que necesito». Efectivamente, el cannabis es una droga que provoca dependencia.

Luego valoro y observo: a nadie el cannabis le ha proporcionado nada que podamos definir como positivo. De hecho, los que consumen para no pensar lo único que consiguen es sufrir un cuadro amotivacional (les prometo que existe). Otros han terminado con cuadros psicóticos, basados en la propia carga genética o en su predisposición personal, pero si no hubiesen consumido porros tal vez no estarían tan colgados, si me permiten la expresión que ellos mismos utilizan.

Patologías sociales

Y tal como lo entendemos los profesionales que trabajamos en adicciones, las dependencias de sustancias no son patologías exclusivamente médicas o psiquiátricas. Tienen su componente social y psicológico. Indagamos y nos encontramos con el fracaso escolar, las malas relaciones familiares, los cambios de conducta, la irritabilidad manifiesta, la falta de actitud dialogante, y mucho más, según vas avanzando en el conocimiento de esa persona que nos pide ayuda.

Claro, no todos los que consumen porros van a tener estas consecuencias, pero si quieren que les diga la verdad, desconozco quién no las va a tener, sabiendo que las posibilidades de tener problemas son muy altas. Y por eso, solo por eso, no podemos estar a favor del consumo de este tipo de sustancias.

No creo que el papel de una sociedad científica como es Socidrogalcohol sea posicionarse en temas de carácter legislativo o de regulación de consumos. Nuestro papel como profesionales es, además de atender a nuestros pacientes y procurarles la mejor recuperación posible, advertir a la sociedad del riesgo de ciertos consumos. Esa es nuestra función. La decisión es de cada uno individualmente, pero para decidir hay que estar bien informado, y lo que les he relatado es la realidad de nuestro día a día en nuestras consultas.

Dicho esto, que cada cual obre según su entender.