El mejor periodista científico europeo del 2016

Partículas entrelazadas

Michele Catanzaro siempre aporta el frescor de la ciencia crítica, polémica, límite, tal como debe ser

ANTONI SITGES-SERRA

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'Para Michele Catanzaro con mis sinceras felicitaciones'.

Leí en algún lugar de Machado que los premios deberían otorgarse solo a los que los piden. Así ocurre muchas veces; hoy la inmodestia es moneda corriente. Estoy seguro, sin embargo, de que Michele Catanzaro no es de los que intriga entre bambalinas en pos de una condecoración. El premio que se le ha otorgado es más que merecido y como no nos conocemos, no deberían sospechar de mis felicitaciones al mejor periodista científico del 2016, según la Asociación Británica de Periodismo Científico, a propuesta conjunta -¡ojo al dato!- de las asociaciones ídem de España y Catalunya (sí, lo he comprobado varias veces antes de escribirlo).

Es una pena que Michele (Roma 1979, doctor en Física por la UPC) no se prodigue más. Porque siempre nos trae en EL PERIÓDICO el frescor de la ciencia crítica, polémica, límite, tal como debe ser. Hoy el periodismo científico suele ser terreno hagiográfico y triunfalista cuando no reivindicativo. Se vende con frivolidad la esperanza de una vida eterna y las novedades, que a menudo no lo son tanto, se reciben con aspavientos como si fueran revoluciones. Y el dinero que se destina a la ciencia siempre, siempre, es mucho menos de lo que merece. Hoy mucha de la así llamada ciencia es poco más que un pilar del capitalismo neoliberal.

En Catanzaro, la ciencia es diferente: explora los límites del conocimiento (y se rinde ante ellos); propone perspectivas audaces; se muestra libre de prejuicios. Sus textos lucen su osadía y capacidad de penetración. Me apetece, para celebrarlo, comentarles un fantástico artículo que, a falta de un título solvente en el momento de su publicación, he bautizado como 'Partículas entrelazadas'. Un PDF del mismo yacía desde el pasado noviembre sobre el escritorio de mi Macintosh esperando una oportunidad y qué mejor que reanimarlo con motivo del premio concedido a Catanzaro.

UNA EXPLICACIÓN CIENTÍFICA

Cuentan ciertas leyendas que se han dado casos en los que una madre siente (o presiente) la muerte de su hijo en el momento mismo en que se produce, generalmente por un accidente o en un lejano frente de guerra. Lo mismo se cuenta cuando dos amantes separados por miles de kilómetros son sensibles a la desgracia que pueda haberle ocurrido a uno de ellos. Perdonen que aparentemente me haya salido de madre, pero esos fueron mi primeros pensamientos tras leer el artículo sobre las misteriosas 'partículas entrelazadas'. Lo que nos resume Catanzaro es que podría haber una explicación científica para este tipo de fenómenos digamos 'paranormales' que les acabo de describir.

En efecto, según hallazgos obtenidos en experimentos realizados en laboratorios de EEUU, Holanda y Austria, en la naturaleza, la información puede viajar a una velocidad superior a la de la luz; es decir, ciertos fenómenos (subatómicos) se producen simultáneamente a distancias inusitadas porque guardan relación entre sí gracias a una extraña conexión que se establece entre partículas. Para concluir con éxito dichos experimentos, se ha utilizado un aparato diseñado en el Institut de Ciències Fotòniques de Castelldefels capaz de generar «órdenes o preguntas impredecibles» dirigidas a las partículas en cuestión con tal rapidez que estas solo pueden responder coordinadamente si se comunican entre sí a una velocidad superior a la de la luz, o sea 1.080 millones de km/h. ¡Rápido, eh!

LA COMPUTACIÓN Y EL CIFRADO DE MENSAJES

En término físicos, si es que lo he entendido bien, pueden entrelazarse partículas de manera que sus comportamientos se relacionen instantáneamente a pesar de hallarse muy alejadas entre sí. Fascinante. Al parecer, y siempre según la reseña de Michele, este descubrimiento abre nuevas perspectivas no solo a una mejor comprensión del comportamiento de las partículas subatómicas sino a la computación y al cifrado de mensajes. Siguiendo con mis primeras impresiones, se diría que incluso nos invitan a pensar que el lazo del amor es realmente universal y subatómico.

Lo mejor del artículo, sin embargo, es su párrafo final en el que Catanzaro afirma que el mundo es mucho más raro de lo que se pensaba; párrafo que me ha aliviado sobremanera porque la física contemporánea parece no desmentir las observaciones que realizo a diario a poco que me esfuerce en mirar el mundo libre de prejuicios y abierto al asombro. También opinaba igual el biólogo materialista J. B. S. Haldane que, a pesar de su inmanentismo, nos dejó otra sentencia para la historia: el universo no solo es más misterioso de lo que nos imaginamos, sino más misterioso de lo que nos podemos imaginar. ¡Felicidades, Michele!