DEFENSORA DE LA IGUALDAD

Pareja homosexual busca licencia

Los fantasmas. Hay que agitarlos, sacarlos del armario porque vienen elecciones. Otra vez a la carga contra los homosexuales. No se puede ser más antiguo. La sociedad no está por la labor.

EVA PERUGA

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Lo peor para una persona que se dedica a la política, aparte de que no hablen de ella, es estar desfasada respecto a la sociedad y a sus electores. Por eso, cuesta entender que la homosexualidad y los matrimonios entre personas del mismo sexo resurjan como arma electoral. En momentos como estos hay que apostar por lo clásico frente a lo antiguo.

Bajo las notas inteligentes de Johann Sebastian Bach, desempolvamos cuatro ideas de la Ilustración que nos dejó la separación de poderes y la bifurcación entre Estado y religión, que permitió avanzar a ambos. En su libertad, especialmente. Un tiempo en el que la persona logró la categoría de impulsora y constructora del mundo y sus ideas. Han pasado tres siglos y mucha gente caída en el empeño de cuadrar la sociedad y las leyes a la aspiración universal a la no discriminación.

ES CIERTO QUE existe el racismo, el sexismo y la homofobia, a pesar de la falta de argumentos racionales contra la homosexualidad y la diferencia de sexos. Sin estos fundamentos, ¿por qué recuperar antiguallas o prejuicios a los que solo se aferra una minoría? Hay que estar a la altura de la sociedad, cuya mayoría considera el matrimonio homosexual como un derecho de ese colectivo y de todas aquellas personas que quieren verse reflejadas en las leyes y en sus políticos.

Esta semana, EL PERIÓDICO publicó el aumento de bodas homosexuales en Barcelona ante el temor a que el PP revoque la ley si gana el 20-N. Aunque aún no se sabe si el PP llevará este punto en su programa, parece que no hay intención de cambiar nada. No sucederá como cuando Franco derogó el divorcio y las parejas en esa situación se encontraron casadas de nuevo.

El primer ministro británico, el conservador David Cameron, dijo este mes tras anunciar una consulta sobre el matrimonio homosexual: «Esto va sobre la igualdad, pero también va sobre otra cosa: el compromiso. Los conservadores creemos en los lazos que nos atan; que la sociedad es más fuerte cuando nos ofrecemos nuestros votos y nos apoyamos el uno al otro. Así que no apoyo el matrimonio gay pese a ser conservador. Lo apoyo por ser conservador». Cameron resuelve varios escenarios: sitúa a su país entre los que lideran los derechos ciudadanos, da un fuerte apoyo a las familias y, con esto, rescata a muchas de ellas -porque las parejas homosexuales existen, con y sin hijos- de una indefensión legal y trato discriminatorio en materia social, fiscal, sanitaria, hereditaria. No es el único conservador que ha apoyado las leyes que normalizan estas uniones. Por tanto, jugar a la ideología con este tema es cuando menos tramposo. Los totalitarismos, el nazismo, los fascismos están unidos por la homofobia, por el desprecio de los derechos humanos. En Irán, las autoridades afirman que no hay homosexuales y, si descubren alguno, pueden ejecutarlo. He leído que las teocracias son el peor sistema para defender la libertad religiosa. Si en el fondo de lo que se habla estas últimas semanas aquí y allá es de religión y de Dios, habrá que volver a los clásicos, en este caso a la Ilustración, para recordar que ya entonces la fe se trasladó de Dios a las personas. La religión, en todo caso, no debería ser fuente del ordenamiento jurídico para todos aquellos que ya pasamos por el siglo XVIII.

Por favor, no digan que tienen muchos amigos homosexuales. Que los homosexuales son enfermos. No sean hipócritas al rechazar la adopción cuando esta se hace de mil maneras. La mayoría se casa para ser una familia. Por amor. ¿Hay algo más bonito?