Opinión | Editorial

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Parches europeos

La opinión del diario se expresa solo en los editoriales. Los artículos exponen posturas personales.

La presentación ayer en el Parlamento Europeo de las propuestas de la Comisión Europea (CE) sobre la «urgente» recapitalización de la banca confirman que lasolución alemana se impone de nuevo, como no podía ser de otra manera. Ante la disyuntiva de si, después de recurrir al capital privado para la recapitalización, en lo que Francia y Alemania están de acuerdo, la segunda alternativa deben ser los propios países o el fondo de rescate europeo, el presidente de la CE, José Manuel Durao Barroso, se alineó claramente al lado de la cancillera Angela Merkel, que deja el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera como último recurso. Parece que Francia, por boca de la portavoz del Gobierno, aceptaba ya ayer la hoja de ruta alemana.

Barroso propuso que mientras los bancos que lo necesiten no presenten planes para lograr el capital necesario, debería prohibírseles repartir dividendos o pagar bonos. Ante la sugerencia, solo se puede exlamar «¡qué menos!», aunque la decisión no esté tomada y sean en última instancia los gobiernos europeos quienes decidan. Tampoco se pronunció Barroso sobre el porcentaje de capital básico que se exigirá a los bancos. La Autoridad Bancaria Europea estudia elevar la ratio a entre el 7% y el 9%, lo que significaría, junto a la valoración de la deuda soberana a precios reales de mercado, un suspenso para la mayoría de los bancos europeos.

Todo ello se produce mientras las agencias de calificación de riesgo siguen decidiendo a sus anchas -el martes, dos de ellas rebajaron en bloque la nota de la banca española- y en medio del escepticismo generalizado, teniendo en cuenta que el pasado mes de julio se hicieron las últimas pruebas de estrés a la banca, en las que se exigía una ratio del 5%, y no han servido para nada. Al escepticismo contribuyen el retraso de la cumbre europea por los desacuerdos entre los países, que un Estado minúsculo como Eslovaquia pueda paralizar la solución o la falta de decisión sobre la crisis griega.

Da la impresión de que todo lo que se pone sobre la mesa son parches y que la única solución verdadera ha de ser europea: el Tesoro europeo o la creación de los eurobonos, como acaban de proponer más de un millar de personalidades. Pero ¿quién le pone el cascabel al gato?