Peccata minuta

Palabras de amor

JOAN OLLÉ

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Hace muchos años, cuando los animales hablaban y las personas no decían nada, la especie humana se dividió en aquellos que, violentos, marchaban a la conquista de nuevos territorios y los que se quedaban en casa cultivando (cultura) y pintando quietos bisontes en las paredes de la cueva. Cada uno de los gremios escogió sus armas: unos, la espada, la lanza, la catapulta; los otros, el lápiz, el pincel, la flauta. De ahí viene el divorcio entre lo artístico y lo político.

Si nos preguntasen a cuantos artistas y políticos de los últimos siglos recordamos, la lista de los primeros ganaría por goleada: la criba del tiempo elige a los más dignos. Los libros, lienzos, esculturas, músicas y danzas nos han invitado desde siempre a la reflexión y a la armonía; del hacer de los políticos, frecuentemente culminados en sangre, solo conocemos lo que nos han contado las ficciones de la literatura, el cine o el teatro. Sabemos de artistas que, por compromiso con los suyos, decidieron adentrarse en la política, pero poquísimos padres o madres de la patria han ascendido de lo político a lo creativo.

Joan Manuel Serrat, a lo largo de sus 50 años de canciones, nunca ha eludido sus compromisos como ciudadano, llegando a pagar sus opiniones con el exilio. Si hacemos un breve repaso de su repertorio, veremos que él solito ha hecho mucho más por la cultura -léase criterio y convivencia- de 500 millones de hispano y catalanohablantes que mil planes de educación.

Pitos

En el primer acto institucional del 11 de Setembre del 2004, Serrat cantó Cançó de bressol, palabras de amor dedicadas a la señora Ángeles, su madre, zaragozana de Belchite, que contenían algunos versos en castellano. Fue silbado, minoritariamente, pero silbado: la banda sonora de lo más sórdido de mi país. Ahora, habiendo declarado y argumentado que, a su parecer, la independencia no le conviene a Catalunya, los pitos se han convertido en aullidos y las palabras de amor en insultos en las redes ¿sociales? Parece ser que para algunos el derecho a decidir transita en una sola dirección. Lo escribió el del Poble Sec en 1971: «Escapad, gente tierna, que esta tierra está enferma» Se refería a un anónimo «Pueblo blanco», probablemente enclavado en la más árida de las Españas. Y estas viejas palabras, ahora recuperadas, me remiten a lo que está ocurriendo en cada una de las orillas del Ebro de la señora Ángeles: miseria y compañía.

Un deseo: que, hartos de palabrería interesada, volvamos a la voz de los poetas, generosos maestros sin otro empeño que la búsqueda en común de la verdad y la belleza. "Tu verdad no; la verdad / y ven conmigo a buscarla. / La tuya, guárdatela." pensó y anotó en su cuaderno el muy serratiano don Antonio Machado.