AL CONTRATAQUE

En mi país la lluvia no sabe llover

somos muchos los que preferiríamos un debate sereno y sosegado sobre los pros y contras de la secesión, que nos pudiéramos hablar sin golpes de porra ni huidas hacia delante que no nos llevarán más que a un callejón sin salida

Votaciones en el IES Martí i Franques de Tarragona.

Votaciones en el IES Martí i Franques de Tarragona. / periodico

NAJAT EL HAMCHI

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A última hora del domingo, Ana Pastor entrevistaba a pie de calle a un hombre que había votado 'no' a la independencia. Contó que era andaluz, casado con una catalana y con dos hijos catalanes y con la voz rota expresó su impotencia. Dijo que quería defender la permanencia de Catalunya en España, pero después de lo que había pasado a lo largo de la jornada, “me han dejado sin argumentos”, explicaba.

Durante todo el día en mi cabeza no dejó de sonar una canción de Raimon que dice “en mi país la lluvia no sabe llover, o llueve poco o demasiado”. Ahora parece un acto de traición reivindicar a Raimon o Serrat, pero para mí representa un lazo estrecho y particular, uno de esos hilos invisibles que vertebran la memoria para convertirla en pertenencia. Descubrí al valenciano de la mano de mi tutora de octavo de EGB. Hablábamos de sexualidad y después de aprender a poner condones, nos puso la canción 'Treballaré el teu cos', que más que al sexo, canta al erotismo. Mi tutora tuvo la generosidad de compartir con nosotros su país íntimo y así nos permitió ser de aquí de un modo real y profundo.

Mi tutora es independentista. Ella y su familia lo son desde hace muchos años, desde que el movimiento era minoritario. Se han movilizado siempre con entusiasmo, sin rendirse nunca. Pensé mucho en ella anteayer, viendo las cargas policiales, preocupada porque su sentimiento, como el de tantos otros catalanes, es legítimo y no merecía la respuesta contundente de un sector de la policía al que se manda actuar cuando hay disturbios.

Saltar las garantías democráticas

Pienso en mi tutora pero también en el hombre andaluz al que se le quebraba la voz. Los que, por nuestro trabajo, hemos tenido el privilegio de ir un poco por España sabemos que ni el gobierno de Rajoy ni el PP representan la mayoría de la población como sabemos también que aquí hay gente que quiere la independencia y gente que no. Creo que somos muchos los que preferiríamos un debate sereno y sosegado sobre los pros y contras de la secesión, que nos pudiéramos hablar sin golpes de porra ni huidas hacia delante que no nos llevarán más que a un callejón sin salida. Los convencidos me reiteran que no les han dejado otro camino, pero no creo que saltarse todas las garantías democráticas nos permita algo absolutamente imprescindible si se quiere construir un nuevo estado: el consenso entre los ciudadanos.

Saltarse todas las garantías democráticas no permite el consenso entre todos los ciudadanos para construir un nuevo estado

El Govern sabe perfectamente que muchos catalanes no se han sentido interpelados, que no tiene legitimidad suficiente para proclamar una DUI. El presidente español trata a Catalunya a como un cuerpo extraño pero esto no legitima que aquí se acabe haciendo lo mismo con parte de la ciudadanía.

Mientras, tanto para el andaluz como para mi tutora, en mi país sigue sin saber llover.