La rueda

Pagando siempre dos veces

Pagamos a los bancos cuando todo les va bien y también su rescate cuando la pifian

JULI CAPELLA

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Y además siempre somos los mismos. Pagamos a los bancos cuando todo les va bien, y pagamos su rescate cuando la pifian. Pagamos la construcción de carreteras y también los peajes. Pagamos las centrales nucleares y luego cuando hay que desmantelarlas. Pagamos la compra regular de armamento y también por desguazarlo. Pagamos la urbanización de las calles, una vez, y que las levanten cada dos por tres. Pagamos por los envases y también por su reciclado. Pagamos a los políticos, una vez, y ellos se cobran otras tantas. Pagamos por la educación con los impuestos y luego repagamos por otra educación que supla las deficiencias de la recibida.

Pagamos a los cuerpos de policía, local, nacional, estatal, Guardia Civil, para que no haya delincuencia, y también la manutención en la cárcel a los delincuentes que nos han robado. Pagamos por las verduras y frutas y también por no recogerlas y que se pudran en el campo. Pagamos por la carne y también por la descontaminación de sus purines. Pagamos la construcción de presas para recoger el agua caída del cielo, de centrales potabilizadoras, y luego el precio del agua. Pero también las garrafas del súper porque la del grifo es imbebible. Luego pagamos las depuradoras. Y además volvemos a pagar los estropicios cuando hay desbordamientos e inundaciones.

Pagamos cuatro veces lo que cuesta la gasolina y la contaminación que genera. Pagamos a las empresas cuando hacen negocio y las indemnizamos cuando no lo pueden hacer, como la Plataforma Castor. Pagamos la sanidad, la pública obligatoriamente, y la mutua privada por si acaso. Y a veces la homeopática y alternativa, cuando las otras no han funcionado. Pagamos las pensiones por narices y un plan privado de pensiones por si las moscas. Es lo que vulgarmente se conoce como cornudo y apaleado.