La clave

Un 'pacto de Estado'... catalán

ENRIC HERNÀNDEZ

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CiU concurrió a las elecciones del 2012, las de la euforia soberanista tras la Diada y el batacazo en las urnas, con dos grandes promesas: impulsar una consulta para que «el pueblo de Catalunya pueda determinar libre y democráticamente su futuro colectivo» (el programa soslayaba el término independencia) y la creación de nuevas «estructuras de estado» como germen de un por aquel entonces muy etéreo «estado propio».

Entre estas «estructuras de estado» figuraba, con acierto, la aprobación de una ley electoral catalana que garantizase la «pluralidad del territorio» y reforzase «la participación democrática mediante sistemas de representación proporcional personalizada». Con acierto, repetimos, porque la Catalunya que aspira a ser «un sujeto político y jurídico soberano», como proclamó el Parlament en el 2013, no ha logrado dotarse de una ley electoral propia en estos 35 años de autonomía, pese a que la Constitución y los sucesivos estatutos la habilitan para hacerlo.

La entente Mas-Navarro

Pere Navarro tomó ayer la iniciativa de entregar a Artur Mas y a los grupos parlamentarios la ley electoral que propone el PSC. El líder socialista no se tira a esta piscina sin constatar antes que hay agua suficiente: en su reciente comida con el president en el Palau de la Generalitat, la misma en la que perfilaron el pacto sobre BCN-World, también acordaron los principios que inspirarán tanto el nuevo modelo electoral catalán como la futura ley de consultas. Aun disintiendo del propósito de Mas de utilizar esta última para convocar la consulta del 9-N, el PSC está resuelto a apoyar esta norma siempre que se ajuste a los marcos constitucional y estatutario.

Durante años, la dispar implantación territorial de PSC y CiU (sólido el primero la Barcelona metropolitana, imbatible la segunda en la Catalunya interior) abortó el pacto sobre la ley electoral; no les salían los números. Ahora sí, pues  Ciutadans y ERC les disputan sus respectivos feudos. Lo que explica que hayan limado  diferencias y se encaminen, junto a otros grupos, hacia su primer pacto de Estado... antes incluso de que Catalunya tenga un estado propio. Ver para creer.