Pequeño observatorio

La pacífica revolución de las mujeres

Las féminas están ocupando unos lugares que eran impensables hace pocos años

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JOSEP MARIA ESPINÀS

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Naturalmente, he seguido leyendo EL PERIÓDICO mientras me han dado vacaciones del artículo. Iba pasando las páginas y de golpe me decía: «Esto es un tema». Porque la vida de articulista diario, como es mi caso, es perseguir constantemente ideas, que salen de una información o de una reflexión.

En este caso, he guardado el recorte de una carta al diario firmada por Ximo Estal. Nos recuerda que el 8 de agosto de 1939 fueron fusiladas 13 chicas –¡de 13 a 21 años!– por las tropas del golpista Franco. Motivo: las chicas eran socialistas.El autor de la carta recuerda lo que dijo el general Queipo de Llano: «A las mujeres republicanas hay que violarlas a todas y luego asesinar-las». Horrible. Y Ximo Estal hace saber que todavía hoy, sí, todavía hoy, siete calles de España aún llevan el nombre de aquel general.

Intento olvidar este hecho pensando en la pacífica revolución de la mujer que hoy estamos viviendo. Las mujeres están ocupando unos lugares que eran impensables hace pocos años. En muchos ámbitos. Mi editora es una mujer, mi gestora es una mujer, mi médica de cabecera es una mujer... Tiempo atrás, si alguien venía a casa a entrevistarme, era un hombre. Ahora son mujeres, habitualmente jóvenes. Es evidente que siempre ha habido mujeres ilustres en el campo de la ciencia, de la educación, de las actividades creativas en ámbitos diversos. Pero eran francamente minoritarias. Hablo, en general, de la expansión femenina. La superación de tradicionales barreras.

El famoso humanista Erasmo de Rotterdam se permitió decir: «La mujer siempre será mujer, es decir, estúpida». ¿De dónde viene la historia de la descalificación de la mujer? ¿Del mito religioso según el cual Eva ofreció a Adán una manzana prohibida? ¿Por qué se había puesto en el Paraíso una manzana-trampa?

En fin, dejémoslo. Si me veo capaz, un día intentaré hacer el elogio de vosotras, mujeres. Por amor y por justicia.