Dos miradas

Pablo y Pedro

Lo que tendría que ser munición contra el PP, se diluye en la charca de los codazos... La izquierda y su mal endémico

Pablo Iglesias se acerca a saludar a Pedro Sánchez en la constitución de la Diputación Permanente en el Congreso.

Pablo Iglesias se acerca a saludar a Pedro Sánchez en la constitución de la Diputación Permanente en el Congreso. / periodico

EMMA RIVEROLA

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De nuevo están ahí, tuit arriba, tuit abajo. Que si Rajoy es presidente porque tú lo consentiste. Que no, que tú mismo reconociste el error de no pactar con Podemos. Que si ahora organizamos una concentración el día antes de las primarias socialistas para presionaros con la moción de censura. Que sí, que la moción está bien, pero cuando yo lo diga… Parece que se han añorado durante este tiempo. Que tenían ganas de encontrarse, de crecerse en sus cuitas, de marcar paquete frente a las contradicciones de uno o la fanfarria del otro.  

Sánchez aún no ha ganado las primarias, pero ha arrasado en la calle de los militantes. Iglesias venció con su apuesta de acción política. Aunque el primero aún no es el elegido, ambos actúan como si ya se disputaran el coto de la izquierda. Y la moción de censura se ha convertido en el estandarte de la lucha. Un estandarte tan vistoso como inútil. Ni el PSOE acierta cuando la desprecia argumentando que Podemos ya tuvo la oportunidad de apoyar a un presidente socialista, ni Podemos construye una alternativa sólida cuando solo la usa como fuego de artificio para llamar la atención y, de paso, chamuscar un poco más a los socialistas.

Lo que tendría que ser munición contra el PP, se diluye en la charca de los codazos. Rajoy no debería ser presidente. La corrupción que le envuelve es insoportable. Que encima sirva de excusa para que la izquierda se vapulee, es triste... La izquierda y su mal endémico.