Gente corriente

Ousmane Biaye: «No supe qué era el hambre hasta que llegué aquí»

El joven que perdió la sonrisa. Usa la cámara como catarsis del horror que vivió tras subirse a una patera.

Ousmane Biaye

Ousmane Biaye

GEMMA TRAMULLAS

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Llegó a España con 16 años, solo. Hambriento, entró en un Mercadona y eligió el que le pareció el mejor bocadillo (por la pinta, porque no sabía palabra de español). Pero aquella carne roja y elástica se le atragantó. Él era musulmán practicante, ¿no sería aquello carne de cerdo? Lo era. Se estaba zampando un bocata de jamón. Esta es la experiencia real de Ousmane que cuenta el cortoBocadillo de cerdo,una divertida película sobre la inmigración ilegal firmada por jóvenes del taller de audiovisual del Casal dels Infants del Raval.

-Habláis de experiencias durísimas con humor. ¿Lo habéis superado?

-No, estamos intentando superarlo, pero el humor nos ayuda a transmitir el mensaje.

-El humor ayuda a vivir. ¿Tú ríes?

-En Senegal siempre reía. Mi madre me decía: «Ousmane, tú ríe siempre; incluso si estás enfadado, sonríe». Aquí he perdido la sonrisa. Ahora tengo trabajo de camarero, casa y novia, pero con todo lo que tengo no soy feliz, porque siempre pienso en los demás, en todos los que están en la calle como yo estaba antes.

-¿Cómo llegaste a España?

-En una patera. Pero no quiero hablar de eso, por favor.

-¿Por qué no?

-Escribe que llegué en patera y ya está, si entro en detalles voy a llorar. Es lo que más me duele en la vida.

-A los 16 años, solo, sin hablar el idioma. ¿Cómo te las apañas?

-Uno de mi país me dijo que sin papeles solo podía hacer tres cosas:top manta, buscar chatarra o vender droga. Yo soy musulmán y en aquella época practicaba mucho. No quería hacer tonterías, no quería vender drogas ni robar; tampoco iba a hacertop manta, porque soy muy tímido y me da vergüenza, así que salí con un carro a buscar chatarra. Estuve un mes comiendo de la basura.

-¡Tú, que soñabas con ser abogado!

-Aquí no se ha cumplido nada de lo que yo soñaba. Vosotros no lo entendéis, pero tengo 21 años y soy el cabeza de mi familia en Senegal. Esperan a fin de mes para que les pague la comida y a mi madre, su casa. No puedo dejarlo todo para estudiar.

-¿Cuántos hermanos tienes?

-Somos siete y mi madre.

-¿Y todos dependen de ti?

-¡Y más! Cada mes envío dinero a mi padre, que es de Guinea, y a mi tío.

-¿Cuando llamas por teléfono a tu familia, les cuentas lo que te pasa?

-A mi madre no, porque no quiero hacerla sufrir. Siempre le he dicho que estoy bien, incluso cuando dormía en la calle. «¿Comes bien?», me preguntaba. Y yo le decía que sí.

-Y en realidad pasabas hambre.

-Yo, te lo juro, no sabía lo que era el hambre hasta que llegué aquí. Todos mis hermanos sueñan con venir a este país y yo siempre les cuento lo que hay, pero no me creen.

-¿Has vuelto a Dakar?

-No, pensaba ir en agosto, porque tengo vacaciones. Llamé a mi hermano para decírselo, pero él me contestó: «¿Eres tonto o qué? ¿No sabes lo que hay aquí? No vengas, aquí no te necesitamos». «¡¿Pero tú sabes lo que estoy pasando yo aquí?!», grité. Y dijo: «No quiero saberlo, incluso si estás fatal allí es mejor que aquí».

-Qué desesperación.

-Ellos ven gente que lleva dos años en Europa y ya tienen casa y coche en Senegal. Pero yo les digo que esos son los que venden droga, que no es dinero legal. Por eso hago los cortos y he escrito el guión de una película,Sueño equivocado, que cuenta con la ayuda de la asociación El Cine Secreto. No lo hago por dinero. Mi sueño es que se vea en Senegal para poder mostrar lo que allí no se ve: los chicos que viven en la calle, en las casas abandonadas, eltop manta

-¿Para que no vengan ilegalmente?

-No para que no vengan, sino para que sepan lo que hay antes de venir.

-¿Cuál es el mayor desengaño que has tenido en Europa?

-En Senegal no conocemos el racismo, tenemos mucho cariño a los blancos: creemos en vuestra palabra, pensamos que sois los mejores, que tenéis más corazón que nosotros...

-Pues menuda decepción.

-Ando por la calle y no dejo de pensar que la gente no me quiere aquí.

-¿Es una sensación?

-Yo lo veo todo negativo, no quiero pensar en positivo porque es engañarme a mí mismo. Lo dijo un abogado: aquí los que vienen tienen derecho a venir, pero los de aquí también tienen derecho a recibir o a no recibir. Lo entiendo. Hay gente a la que le molestan los inmigrantes. Estoy en este país y tengo que aceptarlo.