Análisis

Otro salto en el vacío para Italia

El partido de Berslusconi podría volver a ser decisivo en los juegos parlamentarios que se abrirán en los próximos días

Matteo Renzi, en la rueda de prensa en la que ha anunciado su dimisión.

Matteo Renzi, en la rueda de prensa en la que ha anunciado su dimisión. / periodico

FABIO BORDIGNON

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Italia entra, de nuevo, en un período de gran incertidumbre e inestabilidad. El 60% de los ciudadanos han rechazado, en el referéndum celebrado ayer, la reforma de la Constitución, objetivo apoyado fuertemente por el Gobierno y el primer ministro Matteo Renzi. Se trataba de un momento crucial en la larga transición del sistema político italiano y que ya ha provocado consecuencias importantes: la renuncia inmediata del primer ministro.

La importancia de la convocatoria fue confirmada por su amplia participación, de cerca del 70% (para ser más precisos, el 68%). Por otra parte, el referéndum se había convertido desde hacía tiempo en una elección política. Más aún: un referéndum sobre el Gobierno y el presidente del Consejo de Ministros, que al comienzo de una larguísima campaña electoral prometió que iba a "cambiar de trabajo" en caso de no aprobación de la que ley que lleva su nombre y el de la ministra Maria Elena Boschi. En los últimos meses, Renzi, acusado de haber politizado y personalizado el referéndum, había dejado de hablar sobre su posible renuncia. Pero anoche, apenas una hora después del cierre de las urnas, confirmó sus intenciones y dijo que la experiencia de su Gobierno "termina aquí".

UN VOTO EN CONTRA DEL GOBIERNO

Siguiendo la tendencia inaugurada en los últimos tiempos por ciudadanos de otros países --basta pensar en las consultas llevadas a cabo en Grecia, el Reino Unido y Estados Unidos--, los italianos no han escuchado las alarmas de las agencias de calificación, las advertencias de los periódicos financieros internacionales o los deseos de las cancillerías europeas. No han cedido al miedo a un nuevo salto al vacío: hacia una nueva fase de inestabilidad política y posibles turbulencias económicas. Los italianos han expresado de forma explícita un voto antisistema. Más concretamente, un voto en contra del Gobierno.

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Después de todo, con todas las fuerzas de oposición desplegadas a favor del noRenzi tenía un solo camino, estrecho, para tratar de ganar el referéndum: compactar hacia el sí al centroizquierda y obtener, al mismo tiempo, el apoyo de una gran parte de los votantes de centroderecha. Ayudado por la alta participación, esto no ha sucedido. Tampoco el uso de argumentos explícitamente antipolíticos, como la reducción del número de parlamentarios y sus salarios, ha conseguido convencer al electorado del Movimiento 5 Estrellas, que ha logrado éxito con estos temas durante los últimos años. En un mercado electoral todavía en gran parte tripolar --centroderecha, centroizquierda, Movimiento 5 Estrellas--, el partido del sí se ha situado en torno al 40%. Una curiosa coincidencia en la numerología electoral, dado que, con un resultado muy similar, el Partido Democrático de Renzi vivió en las europeas del 2014 su consagración.

REFORMAS ESPERADAS DESDE HACE 30 AÑOS

Italia sacrifica, pues, una batalla por las reformas políticas esperadas desde hace 30 años. La principal, la superación del bicameralismo perfecto. El Senado mantiene, pues, su poder. Seguirá participando en la formación del Gobierno a través del mecanismo de la doble confianza en ambas cámaras del Parlamento. Se trata de un aspecto no poco importante si se tiene en cuenta que en muchas ocasiones, en la reciente historia política italiana, la inestabilidad ha venido de la distinta mayoría en el Senado y en la Cámara de Diputados. La misma mayoría que sostenía al Gobierno de Renzi (y primero al Gobierno de Letta) era fruto de acuerdos parlamentarios después de los resultados, altamente inciertos, de las elecciones generales del 2013.

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Para el Senado se mantiene en vigor una ley exquisitamente proporcional. Todo lo contrario de la majority assuring que entró en vigor, para la Cámara de Diputados, el pasado julio (y que inevitablemente tendrá que ser revisada). No podemos, pues, excluir que el resultado del referéndum genere una dinámica inversa en el camino hacia una democracia mayoritaria y tendencialmente presidencial establecida por la reforma renziana y acabe reafirmando el papel central del Parlamento en una lógica primordialmente proporcional.

Se abre pues, desde hoy, una fase de profunda incertidumbre en la que el nacimiento y la vida del próximo Ejecutivo estarán vinculados al establecimiento de unas reglas de juego para las próximas elecciones. Los partidos de la oposición más radical, la Liga Norte y el Movimiento 5 Estrellas, que han salido victoriosos de la campaña por el no, ya piden elecciones anticipadas. Forza Italia, el partido de Berslusconi, podría volver a ser decisivo en los juegos parlamentarios que se abrirán en los próximos días.

OTRO GOBIERNO DE GRAN COALICIÓN

El escenario más probable prevé la formación de un nuevo Gobierno de gran coalición. Una solución que podría volver a ser necesaria al día siguiente de unas nuevas elecciones. En este marco, se tratará de analizar los movimiento de Renzi, que no dejará la política y que los próximos días llevará a cabo una difícil batalla para mantener el liderazgo de su propio partido, necesario hoy para cualquier opción de formación de Gobierno.

Mientras tanto, veremos las repercusiones sobre la economía y los mercados de una crisis política que podría repercutir mucho más allá de las fronteras de Italia. Sobre todo en Europa, donde Italia podría pasar de ser un punto de estabilización a convertirse en un multiplicador del caos que ya envuelve al continente.