Estrategias oblicuas

Otra mentira de Rajoy

Unos pensionistas andan por el paseo de Sant Joan de Barcelona.

Unos pensionistas andan por el paseo de Sant Joan de Barcelona. / periodico

IGNACIO ESCOLAR

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¿Cuánto vale la palabra de Mariano Rajoy? ¿A qué precio cotiza sucredibilidad, incapaz no ya de cumplir lo que prometió durante la oposición sino incluso lo que dijo apenas unas semanas atrás? El Gobierno subió elIRPF y dijo que era para no subir elIVA. Después subió el IVA, podó el gasto social y eliminó unapaga a los funcionarios, y explicó que era para no tocar las pensiones. Ahora recorta las pensiones y la culpa es de «la mala situación económica», de la herencia recibida, del árbitro, del empedrado¿ de cualquier cosa menos de sumala gestión en este año en el que todo ha ido a peor. Al menos ya no justifica el recorte con otrafalsa promesa, probablemente porque ya nadie le cree y porque tampoco queda mucho más por incumplir.

El modelo que ha buscadoRajoy para rebajar las pensiones -que es de lo que hablamos, porque subirlas por debajo de la inflación es bajarlas- tiene su trampa: está diseñado de tal forma que parece, solo parece, que es un tijeretazo algo menos duro del que hizoZapateroen mayo del 2010. Las pensiones subirán el año que viene un 1% o un 2% en el caso de las más bajas. La trampa está en que la congelación, en la práctica, es por dos años: el 2012 y el 2013. Al cancelarse lapaga compensatoria de enero por la subida del IPC, ya se están recortando de golpe unos 2.200 millones de euros a los pensionistas; habría sido aún más dinero, de no ser por la ayuda de las petroleras al Gobierno para rebajar elIPC este mes. Además, el año que viene las pensiones estarán otra vez por debajo de lainflación, por lo que el hachazo para el poder adquisitivo de los pensionistas entre los dos ejercicios probablemente superará los 3.500 millones, dependiendo de cómo vaya el IPC. Por comparar, el tajo a las pensiones de Zapaterofue de 1.800 millones.

La fecha en que se anuncia estetijeretazo no es inocente. Nos toman el pelo, una vez más. No es casualidad que esta mentira se desvele menos de una semana después decerradas las urnas, cuando catalanes, gallegos y vascos han terminado de votar. El Gobierno sabía desde hace meses que no iba a cumplir con su palabra de mantener las pensiones. En los Presupuestos ya no estaba prevista esta partida; la novedad de esta semana no es el recorte en sí, sino el anuncio formal. Era evidente incluso cuando Montoro presumía de que eran «los Presupuestos más sociales de la historia de España»; o cuandoRajoydecía que había dado la orden de «no perjudicar en ninguna manera a lospensionistas», o cuandoSáenz de Santamaríaaseguraba, contundente y sin pestañear, que la congelación de las pensiones no estaba encima de la mesa del Gobierno. Tenía razón: el recorte a los pensionistas estaba escondido en un cajón.