artículos de ocasión

Otra Alemania

dominical 665 seccion trueba

dominical 665 seccion trueba / periodico

DAVID TRUEBA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

España practica desde tiempo inmemorial el autoflagelo. La idea de imperio perdido ha calado en todos nosotros y generación tras generación se repite un dolido lamento por las ocasiones perdidas. En un juego mutuo de aprecio y desprecio, los gobiernos y los ciudadanos se miran en nuestro país con desconfianza, unos y otros juegan a despreciarse. Me encantó por eso visitar semanas atrás Alemania y experimentar el reverso de nuestra idealizada admiración. Lo primero fue aterrizar y encontrar que una huelga de trenes y metros paralizaba los accesos a la ciudad. Vaya, pensé, también en Alemania hay huelgas, no solo en Grecia. En esos días los periódicos daban cuenta de que, pese a la indignación al descubrir que los servicios secretos norteamericanos espiaban al Gobierno de Angela Merkel, la realidad era que también el espionaje alemán colaboraba en estas acciones y las extendía a gobiernos aliados. El asunto de las huelgas es habitual porque, frente a la rotunda fortaleza de la economía alemana, se han establecido multitud de contratos basura y condiciones laborales lamentables, sobre todo para inmigrantes expulsados por la crisis de su país.

El derribo del avión de Germanwings por su copiloto sobre los Alpes franceses ofrecía también una demencial versión de la precisión alemana. Ensayar un suicidio en el que además se asesina a todo un pasaje inocente corresponde a una mente perversa y desesperada pocas veces vista. Al pisar el aeropuerto de Berlín, uno tiene la sensación de viajar en el tiempo. Terminales gastadas y el lamento por tener que aplazar el traslado a la nueva infraestructura. Incluso el alcalde de la ciudad, titular durante 13 años, dimitió cuando las peores pesadillas fueron superadas y la obra del nuevo aeropuerto se convirtió en un esperpento. Previsto para inaugurarse en el 2011, todavía sigue en proceso, con un presupuesto que ronda los 5.500 millones de euros, tras un presupuesto inicial de 1.700. Se calcula en 35 millones el coste mensual por el retraso, y se habla de algo más que de incompetencia también relacionado con la corrupción, ese pecado tan del sur europeo.

Al visitar unas viviendas ejemplares, me encontré a vecinos del Görlitzer Park que protestaban por el aumento de maleantes en la zona. Drogadictos y gente sin hogar que utilizan como dormitorio y cuarto de aseo las zonas comunes de unos edificios hermosos. El fastidio de una vecina me obligó a repensar la imagen idílica. Y cuando elegí un penoso restaurante mexicano para comer algo, me encontré a una amable camarera española que era de Murcia y llevaba medio año allí sin contrato, después de no encontrar trabajo al terminar su ingeniería en España, peleando con papeles, permisos y problemas de vivienda. No se puede pretender extraer una estampa general de unos momentos tan particulares. Y es evidente que la macroeconomía funciona y que aquel país es la locomotora de Europa. Pero resulta un poco penoso situar nuestros sueños, incluso laborales, en un error de apreciación. La autoestima se refuerza viajando y poner a competir a los países es la peor receta. Además de provocar el patriotismo enfermizo y la demencia colectiva, nos puede hacer olvidar que ningún lugar es perfecto y que el esfuerzo debemos entregarlo a hacer de nuestro país un espacio más libre de todo aquello que detestamos y que nos impide ver lo mucho que hay de bueno.