ANÁLISIS

La OTAN y el 2%

Trump (derecha) junto al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en una conferencia de prensa conjunta en Washington, el 12 de abril.

Trump (derecha) junto al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en una conferencia de prensa conjunta en Washington, el 12 de abril. / periodico

PERE VILANOVA

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La OTAN está desorientada estratégicamente, ¿qué tendrá la OTAN? ¿Será grave? Parecería que la principal amenaza que pesa sobre la OTAN es que Trump la considera “obsoleta” (cita textual), y que, o paga más, hasta el 2% del PIB de cada Estado miembro… o… ¿o qué? Ya está bien de sobreentendidos. La parte coyuntural del problema es Trump, que además de maleducado -tratará a la OTAN como trata a todo su entorno-, no tiene ni idea de qué vendría detrás de dicha interrogación, pero él cree que algo se le ocurrirá. ¿Se va a ir de Europa y de la OTAN, en términos militares? No nos lo creemos, el personaje más informado e inteligente de su equipo, el general McMaster, no se lo permitirá.

La parte no coyuntural viene de lejos. No es el primer presidente o alto cargo de Estados Unidos que clama contra la supuesta tacañería de los socios europeos. En fecha muy lejana, H. Kissinger, a la sazón consejero de seguridad nacional del presidente Nixon, ya denunció la falta de “burdensharing”, es decir, del reparto de la carga presupuestaria de la defensa transatlántica. Y después del Dr. Kissinger, todos los demás, Z. Brzezinski, James Baker, y un largo etcétera. El problema presupuestario no puede ser considerado aisladamente de la naturaleza y del funcionamiento de la OTAN, de sus asimetrías espectaculares en materia de procesos de toma de decisiones, de control de la inteligencia, todo ello, además del cargo de comandante en jefe, siempre y sin excepción ha estado en manos de Estados Unidos. ¿Deberían Islandia y Luxemburgo asumir el 2% de su PIB para un presupuesto de defensa que no tienen? ¿Y Letonia? Por ejemplo, ¿ha consultado la Casa Blanca con la OTAN el lanzamiento de la “madre de todas las bombas” sobre un remoto valle de Afganistán? ¿La respuesta del ISIS o Al Qaeda se limitará a actuar contra Estados Unidos? La respuesta es 'no' a todo.

El problema de fondo es otro, con Trump o sin Trump en la Casa Blanca. Básicamente, durante la guerra fría, desde 1949 hasta 1991 la OTAN funcionó bien militarmente porque literalmente no tuvo que llevar a cabo ninguna operación bélica contra “su único” adversario designado, la Unión Soviética y el Pacto de Varsovia. Tuvo que desplegarse, hacer maniobras, y su estrategia de disuasión funcionó, o al menos no estamos en condiciones de probar lo contrario. A partir de 1993 la OTAN se implicó en operaciones reales, en los conflictos bélicos del mundo real, operaciones que por bien planificadas que estén, casi nunca salen como dice el manual. Pueden consultar la lista desde Bosnia hasta Afganistán, pasando por Kosovo. ¿Estados Unidos gastó más que los demás socios de la OTAN? Seguro, sin duda. Pero Estados Unidos decidió, en solitario, cuando, dónde y por qué se intervenía. Y los costes políticos, no militares, a repartir. La desorientación estratégica viene de su inadaptación para conflictos políticos muy complicados, en los que el diseño militar original de la OTAN no es en absoluto el adecuado. La OTAN tiene que reinventarse.