tú y yo somos tres

El oso marino y Yolanda

Ferran Monegal

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Sigue el cambio en ¡Vaya fauna! (T-5). Como ya les advertí el otro día, en vista de las muchas críticas recibidas, ahora los que hacen el burro en este programa son los humanos. Con buen criterio contrataron desde el principio  a Yolanda Ramos y la mantuvieron incrustada en el jurado, en stand by, hasta que la han necesitado. ¡Ahh! Esta señora es una showwoman de primera clase, y ahora que el programa está bajando de audiencia de forma preocupante echan mano de ella para que les proporcione espectáculo. Esta semana la han sumergido en una palangana del Parque Faunia, y le han soltado un oso marino para que entablasen amistad. Las ha pasado canutas Yolanda. Este tipo de osos acuáticos, aunque no son peligrosos, imponen una barbaridad. Y Yolanda, disciplinadamente, iba flotando alrededor de la bestia, pero por dentro estaba rabiando. ¡Ahh! En vista de que en el telehipódromo estatal ya no hay espacio para el cabaret, el music-hall, o para las divertidas caricaturas y parodias que nos hacia en aquel divertido programa llamado Homo zappingYolanda tiene que adaptarse a lo que hay, aunque sea poniéndose en remojo alrededor de la fauna acuática. Temo el día que la obliguen a bañarse con un tiburón blanco. O con el ventrílocuo Moreno, que ese sí que tiene peligro.

CHENOA TAMBIÉN TIENE QUE  ADAPTARSE .- Las birrias televisivas proliferan, y si alguien quiere dar fe de vida y chupar cámara tiene que meterse en tinglados cada vez más cutres y aborregantes. Chenoa acaba de aparecer en la astracanada Anclados (Tele 5). Hizo un triste papel: metida en un ascensor estropeado, la salva un rupestre vigilante. Hombre, con un poco de agilidad los guionistas podían haber recreado la escena de Ada Colau y Pablo Iglesias, encerrados en un ascensor del ayuntamiento. Habría sido un toque de actualidad. Y Chenoa, allí incrustada, podría haberles suavizado el mal rato cantando aquello de «Tengo maneras de darte suerte», de su  famoso tema Todo irá bien. Pero no. Hicieron salir a la cantante Chenoa en la tele y resulta que no la dejaron cantar. ¡Ahh! Hemos llegado a un punto de disparate preocupante. Salvador Dalí dijo una vez  que lo mínimo que se le puede pedir a una estatua es que se esté quieta. Por idéntica razón deberíamos exigir a la televisión que, si sacan a una cantante, lo mínimo que pueden hacer es dejar que cante.