tú y yo somos tres

Un oso haciendo el burro

FERRAN MONEGAL

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Qué mezquino es coger a un oso y obligarle a hacer el burro. Este programa que acaba de estrenar Tele 5, titulado ¡Vaya fauna!, es como un viaje por el túnel del tiempo. Con la marcha atrás puesta. Es el regreso a aquellos espectáculos reaccionarios que hacían la parada de los monstruos con el hombre elefante, la mujer barbuda, la charlotada con enanos... ¡Ahh! No importa la racionalidad o irracionalidad de la bestia. Hablamos de la forma en que la exhiben. Este pobre oso pardo que han sacado, llamado Tima, me parece que ya lo habíamos visto en uno o dos episodios del tortuga ninja Águila roja. Su propietario lo va alquilando por ahí, por los circos y los shows televisivos. Ha encontrado, el humano, una cómoda forma de hacer negocio usando al oso para que haga tonterías. Le ordena bailar el hula-hop, aplaudir, hacer cortes de mangas, sentarse en un sofá como si fuera un abuelo del Imserso, o soplar por un canuto con forma de trompetilla. Y el oso obedece porque, después de lo que han hecho con él, ya no sabe si es un oso o es una patata frita. No sabemos cuántas toneladas de trankimazin o dormidina le suministraron a este oso antes de lanzarlo a la pista. En circunstancias normales, de un zarpazo habría dejado sin cabeza a más de uno. Años atrás, salió en la tele una de las directoras de la Fundació Mona, de Riudellots de la Selva, y contó el estado en que se encuentran los primates que van a parar allí. Después de años de ser alquilados a las cadenas de TV, sus propietarios les abandonan por inservibles. Son seres que ya no saben lo que son: no se reconocen entre sus congéneres, ni tampoco entre los presentadores de televisión. Este pobre oso Tima quizá es pariente de Mitrofán, aquel otro plantígrado que tuvieron que emborrachar para que la regia escopeta del monarca no fallase el tiro. También ha sido muy triste, en este debut de ¡Vaya fauna!, ver a nuestra admirada Yolanda Ramos -metida en el programa en calidad de jurado- esforzándose por reír las gracias de lo que, gracia, no tenía ninguna.

Bien mirado, este programita es consecuente con T-5. Si esta cadena ha convencido a sus cotillas del Sálvame y del Deluxe para que hagan decaníbales mordiéndose entre ellos mismos, lo del oso Tima es congruente con ese estilo de hacer televisión. La única diferencia es que al oso no le pagan sueldo alguno y, además, nadie le ha pedido permiso para transformarle en una especie de  oso de peluche que va con pilas.