PEQUEÑO OBSERVATORIO

La oscuridad es una discreta amiga

Yo no suelo tener sueño, y acostarse es para mí como un acto de disciplina. Me seduce la nocturnidad

Problemas para conciliar el sueño.

Problemas para conciliar el sueño. / periodico

JOSEP MARIA ESPINÀS

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He tenido que levantarme pronto dos días seguidos. Naturalmente, pronto no significa nada, es un concepto absolutamente relativo. Como tarde. Para mucha gente, levantarse a las nueve es levantarse tarde, pero para mí es levantarme pronto. Mi día comienza hacia las diez y termina hacia las dos de la madrugada. Sin tener sueño.

Alguien verá extraño que antes de meterme en la cama acostumbre a resolver el problema de un crucigrama, que en principio es una actividad excitante. Quizá es que me sirve para vaciarme de la realidad. Años atrás tomé unas pastillas para que me atrapara el sueño, pero no insistí en ello. La droga de los crucigramas me ha resultado bastante eficaz y es inofensiva.

No estoy condicionado por mi cama habitual barcelonesa. No llevo un registro fiable de la cantidad de camas en las que he dormido pero deben ser bastantes centenares. Como turista, he conocido camas de toda Europa, y ni hay que decir la diversidad de camas que me he encontrado en los viajes a pie. Cada nuevo pueblo, una nueva cama. Colchones nuevos y colchones viejos, camas bajas y camas altísimas. Y cuando no hubo una cama disponible, en la montaña del Pallars, cuando caminaba con Camilo José Cela, nos propusieron dormir en el pajar.

Y en cualquier circunstancia, el protagonista es el sueño. Yo no suelo tener sueño, y acostarse es para mí un acto de disciplina. No estoy de acuerdo con el consejo que da Don Quijote a Sancho. «El sueño debe ser moderado, porque quien no se despierta con el sol no disfruta del día». Me gusta más este verso de Leopardi: «Dulce y clara es la noche, y sin viento».

A mí me seduce la nocturnidad. La luz del día es poderosa, impositiva. Me gusta la noche que me envía algunos puntos de luz, tal vez lejanos, que me hacen amigo de la oscuridad. La oscuridad es como un abrigo paciente y respetuoso que velará por mí mientras duerma.