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El origen del viento

ALBERT ESPINOSA

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Artículo 428. Siempre dudo de cómo titular las columnas, ya que hay que explicar en ese inicio parte de lo que tratará el artículo pero jamás de una manera suficientemente clara para que no se pierda interés al leerlo. Y os cuento esto porque, curiosamente, el otro día un hombre de unos 86 años se acercó a mí y me susurró esta frase: «El origen del viento» y añadió que me contaría algo y que si me gustaba debía titular así esta columna.

Y comenzó a explicarme que durante años había estudiado el origen de las palabras, de dónde provenían o cómo se habían transformado. Me contó que la expresión  tope guai tenía su origen en el inglés, exactamente en top white, ya que en una época ir de blanco era lo más cool y es por ello que aquí se castellanizó y  derivó en tope guai.

Y después me relató que la palabra tiovivo procedía de… Bueno, casi os lo cuento después de lo mejor de mi semana.

Tercer puesto. En Convicto  Jack O'Connell está que se sale. Increíbles los giros y las emociones que puede transmitir esta maravilla sobre las prisiones.

Segundo lugar. Los inmortales del cine (Palau de la Música). Soberbia la mezcla de diálogos de guion y bandas sonoras. Fue sanador escuchar esa magistral sinfonía de secuencias.

Primera posición. Calvary (John Michael McDonagh): la mejor película que he visto este año, lo tiene todo y rezuma una espiritualidad y una terrenalidad que se fusionan de un modo excelso.

Y, volviendo a la palabra tiovivo, aquel hombre me contó que el primero que puso en marcha en Madrid esa atracción de caballos de cartón piedra, murió de cólera y que cuando era trasladado al cementerio resultó que aún estaba vivo y de ahí que a la atracción la llamaran a partir de entonces: Los caballitos del Tío Vivo.

Y cuando ya se marchaba aquel sabio de las palabras, le pregunté por el viento del título y me respondió: «Las palabras y las promesas se las lleva siempre el viento… Es por ello que hay que evitar que sople…» ¡Feliz domingo!