El órdago de Varoufakis

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JOAN TAPIA

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La victoria de Syriza en las elecciones griegas va a marcar -pese a que Grecia representa solo el 2% del PIB europeo- tanto la agenda europea como el 2015 español, año electoral. La esperanza de una cierta izquierda radical, romántica o bien intencionada es que Syriza logre suavizar el ajuste europeo (en especial el de la Europa del sur) impulsado por Alemania. El miedo es que lleve a la salida de Grecia del euro, provoque el descarrilamiento del proyecto europeo y agrave la crisis.

La primera semana ha ido mal. El dinero huye. La bolsa griega ha sufrido serias pérdidas, hay éxodo de depósitos bancarios -por miedo al corralito y/o a la devaluación- y el viernes el tipo de interés de los bonos griegos a tres años se elevó a nada menos que el 19%.

Por otra parte, el Gobierno de Alexis Tsipras no ha hecho nada para tranquilizar a los ahorradores y los mercados. Cumple sus promesas electorales sin explicar cómo las podrá pagar. En su primera reunión acordó medidas que van directamente contra la competitividad y que implican un descenso de los ingresos públicos. Subió de 586 a 751 euros el salario mínimo (648,6 euros en España). ¿Va a ayudar a las empresas a sobrevivir o las va a perjudicar e incitar a sumergirse? También paralizó la privatización del puerto de Pireo a una empresa china (irritando a ese país) y la de la empresa de electricidad. Menos ingresos para el Estado y más desconfianza internacional. Y decidió readmitir a 10.000 empleados públicos. Más gasto público, más déficit…

HUIDA HACIA ADELANTE

Y el nuevo ministro de Economía, Yanis Varoufakis, coronó esta huida hacia adelante el viernes cuando ante el presidente del Eurogrupo -el holandés Jeroen Dijsselbloem- afirmó que Grecia no negociaría más con la Troika (la calificó de «comité corrupto») y convocaría una conferencia internacional para reestructurar la deuda (320.000 millones de euros y el 175% del PIB). Tampoco pedirá una nueva prórroga del segundo rescate que acaba a finales de febrero. Varoufakis es un economista formado en Gran Bretaña, ha sido profesor en Australia, es conocido por su marxismo heterodoxo y es popular por sus intervenciones en televisión contra «el dictado alemán».

Y claro, Dijsselbloem le respondió que la conferencia internacional ya existe. Es el Eurogrupo, que detenta (tras los dos rescates) la mayoría de la deuda griega.

Esa es la fuerza de Varoufakis en el aparatoso choque de trenes que se avecina. Cree que para la UE es mejor cobrar algo (por ejemplo un 50%) que nada y correr el riesgo de una explosión del euro. Pero Europa (no solo Alemania y los países del norte) está escamada. El 70% de la deuda está en manos de organismos europeos (y del FMI) y el impago griego recaería en los contribuyentes (alemanes en primer lugar). También porque ya hubo en el 2011 una quita de 70.000 millones y la mayor parte de la deuda es -gracias a los rescates- a 30 años y a un tipo de interés medio del 2,4%, por debajo del de Alemania o Austria. Y el pago anual de la deuda representa el 4,3% del PIB, similar al de Italia o Irlanda (4,1%) y algo superior al de España (3,3%).

EL RESCATE NO HA FRACASADO

Lorenzo Bini-Smaghi -inteligente exconsejero del BCE- argumenta que es falso que la deuda sea impagable porque los estados solo pagan los intereses (el principal se refinancia y se puede convertir en deuda perpetua). Y el rescate tampoco ha fracasado. Grecia se empieza a recuperar, crece al 1,7% (algo más que España) y ha eliminado el déficit primario (antes del pago de intereses).

El ortodoxo ministro alemán Wolfgang Schäuble contestó por anticipado a Varoufakis: «Nadie ha recibido ayuda que no haya pedido. Si ahora no la desean, ningún problema». ¿Que se espabilen para pagar las nóminas, o que quiebren y salgan del euro?. Alemania cree que Grecia podía hundir el euro en el 2010 o el 2012 pero no ahora porque hay nuevos mecanismos europeos y España, Portugal e Irlanda están en mejor situación.

¿Schäuble y Varoufakis son dos temerarios automovilistas que aceleran hacia el precipicio a ver quién frena antes, como en el célebre filme de James Dean? Si es el caso, Varoufakis debe tener tiento. La democracia es la democracia y el elector alemán, u holandés, no quiere pagar más impuestos para ayudar a Grecia (tampoco creo que el español desee perdonar los 26.000 millones prestados que equivalen a las prestaciones anuales de desempleo) Y los tratados europeos rechazan una Unión de Transferencias (otra cosa fueron los fondos de cohesión que Felipe González arrancó a Helmut Kohl).

CON EL 36% DE LOS VOTOS

Syriza ha casi logrado mayoría absoluta por la prima de 50 diputados al ganador. Está legitimada para gobernar, por supuesto. Pero no debe olvidar que solo ha tenido el 36,4% de los votos (el PP tuvo aquí el 40% en el 2011) y que los partidos que han hecho el ajuste (Nueva Democracia, Pasok y el de Yorgos Papandreu) suman el 34,9%. Si Syriza calcula mal, saldrá malparada. Los golpes de timón que cuestan sudor y lágrimas no se hacen -en democracia- con el 36% de los votos.

¿El choque Schäuble-Varoufakis acabará en un pacto inteligente o en una gran catástrofe? Schäuble tiene margen (otra cosa es que quiera), pero Varoufakis deberá revisar sus promesas. Dar algo de marcha atrás y enervar a la izquierda de Syriza, una coalición de muchos grupos. ¿Lo querrá y sabrá hacer o se despeñará por el acantilado?