Opiniones bien informadas

Raül Romeva, Oriol Junqueras y Artur Mas se saludan al terminar la sesión matinal del Parlament de ayer.

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Albert Sáez

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La frontera periodística entre la información y la opinión es difusa. Normalmente quienes la consideran más estricta son quienes la saltan con más irresponsabilidad. El periodismo está repleto de informaciones cargadas de ideología y de opiniones basadas en hechos falsos, sean rumores o directamente intoxicaciones. Francesc-Marc Àlvaro es un periodista que muy pronto decantó su carrera profesional hacia la opinión. Pero hoy en día es uno de los opinadores mejor informados de lo que pasa en Catalunya. Su libro sobre la sucesión de Pujol fue reeditado con motivo de la confesión del expresident y lo que escribió en 2003 ilumina con mayor claridad lo que pasó en 2014. Quiere ello decir que los datos de la realidad que manejó entonces eran más precisos que muchas informaciones publicadas, entonces y ahora, cargadas de prejuicios ideológicos. 

Àlvaro publica ahora Per què hem guanyat (Por qué hemos ganado), un dietario escrito entre las elecciones municipales de mayo y las catalanas de septiembre. Se trata de una crónica hecha desde dentro, mostrando interioridades que explican mucho de lo que ha pasado tras la celebración de los comicios. Saber cómo se constituyó la candidatura de Junts pel Sí permite entender con más claridad su comportamiento en estas semanas de incertidumbre entorno a la investidura. Saber lo que le dijo Mas a los grandes empresarios en julio dibuja el grado de distancia que separa al president de esa Convergència que tanto añoran quienes más la odiaron. 

Trincheras mediáticas

Catalunya vive tiempos convulsos. Se han removido los cimientos de muchas estructuras políticas, sociales y económicas. El periodismo no ha sido ajeno a ese proceso. Determinados actores partidistas y empresariales han querido construir trincheras entre informadores y opinadores según sus puntos de vista. Unos hablan con desprecio del "camamilla party" y otros hablan con superioridad de la "prensa unionista". Pero el verdadero muro debe levantarse contra las informaciones no contrastadas y las opiniones desinformadas. Y ahí, Àlvaro está en el otro bando.