IDEAS

El espejo de los otros

Rachel Cusk, durante una visita a Barcelona en septiembre del 2016.

Rachel Cusk, durante una visita a Barcelona en septiembre del 2016. / periodico

Jordi Puntí

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Una mujer divorciada busca casa en una gran ciudad -Londres, en este caso- para irse a vivir con sus dos hijos, y un amigo le aconseja que, si su presupuesto es limitado, se compre “una casa mala en una calle buena antes de que una casa buena en un barrio. Solo los muy afortunados y los muy desgraciados”, le dice el amigo, “tienen una suerte pura: a los demás nos toca escoger”. El consejo, que resume las dificultades de mucha gente para encontrar una vivienda hoy en día, podría salir en un estudio sobre gentrificación, o en un informe inmobiliario de la Barcelona actual, pero lo leemos en las primeras páginas de una novela: 'Tránsito', de Rachel Cusk (Libros del Asteroide). La mujer que busca casa es una escritora llamada Faye y, en parte, está basada en las experiencias de la autora.

En 'A contraluz', de Rachel Cusk, el mundo y las opiniones de los demás son como espejos que muestran los conflictos personales de la narradora

En su novela anterior, 'A contraluz', Rachel Cusk ya exploraba un registro nuevo, diferente a todo lo que había escrito hasta entonces, con esta misma protagonista. Aunque están narradas en primera persona, son novelas que crecen a partir de las conversaciones que tiene con otra gente. Un contratista de obras, un peluquero, un antiguo novio que se encuentra por la calle, una amiga, un primo esnob y su familia, una estudiante... Aunque se pueden leer por separado, casi todas las conversaciones giran en torno a las relaciones de pareja, entre padres e hilos, sobre las esperanzas y desilusiones de la vida. Así, el mundo y las opiniones de los demás son como espejos que muestran los conflictos personales que acucian a la narradora.

Rachel Cusk escribe con una proximidad que es seductora y crea adicción. En las entrevistas cuenta que uno de sus modelos es el relato “proustiano” que ha ido componiendo Karl Ove Knausgaard en su ciclo 'Mi lucha'Karl Ove Knausgaard , aunque su apuesta por la autoficción -si es que puede llamarse así- me parece más distante. Incluso opuesta, diría, en la medida en que se nos muestra a partir de los demás, evitando tiempos muertos y transiciones aburridas. Si hay que encontrar un punto de unión, es el recurso tentador del chisme: a veces la lectura también es como poner la oreja en una conversación ajena y quedar intrigado por lo que oímos, y querer saber más.