Las comunicaciones, claves de la marca Ciudad

XAVIER GINESTA

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Finalmente, la conexión en metro entre el aeropuerto del Prat y el centro de Barcelona ya es una realidad. A pesar de las críticas sobre la imposibilidad de usar la T-10 para llegar a las terminales y el sobre coste que supone para los usuarios del metro de Barcelona, el ramal sur de la L9 permitirá a la ciudad disponer de una infraestructura esencial para que sea aún más competitiva en un futuro.

Ciertamente, las grandes ciudades que quieren convertirse en hubs en esta economía global deben estar bien comunicadas, por tierra, mar y aire. Y Barcelona pecaba de tener un aeropuerto conectado por un transporte público deficiente que, por viajes de negocios, obligaba a una sobresaturación del taxi (con el sobre coste que ello supone). El alcalde Trias dejó la ciudad bastante bien posicionada en el mapa global de grandes eventos, siendo el Mobile World Congress el emblema de una nueva marca Barcelona que queda, desde entonces indiscutiblemente, ligada a la idea de smart city . El actual equipo de gobierno, por lo tanto, tenía la obligación de continuar trabajando por una capital competitiva a nivel global, por mucho que su relato de ciudad rompía meridianamente con la imagen que CiU había creado de Barcelona. Algunos analistas habían dicho, para ejemplificarlo, que "mientras Trias miraba demasiado lejos, ahora Colau miraba demasiado hacia adentro".

La posibilidad de que una ciudad sea polo de atracción de inversiones, ferias o grandes eventos está claramente vinculada a su red urbana de transporte público. Hoy, la nueva conexión entre el aeropuerto y los grandes puntos comercial de Barcelona permiten pensar que el ahorro de tiempo en los viajes de negocios será significativo. A causa de la trama de metro y trenes, Madrid Bruselas –por poner dos ejemplos que nos resulten cercanos– eran mucho más competitivas que Barcelona. Una vez hechas las inversiones, y cortada la cinta por parte de la legión de políticos que se han querido hacer la foto, ahora toca ver cómo responderá ante los primeros retos, entre ellos el congreso de móviles.

Que la nueva línea absorba bien el tráfico desde el aeropuerto es esencial para que ésta comience a rodar con buen pie. El caos sería un muy mal aliado para justificar esta inversión, y también pondría en entredicho la capacidad de los gestores de la ciudad. Si a pesar de la huelga convocada por los trabajadores del Metro durante los días del evento se puede asimilar bien el flujo de viajeros, entonces Barcelona proyectará una imagen de modernidad a la altura de la smart city que quiere ser.

La gestión de place brands es una tarea holística que busca poner en valor todos los activos (tangibles e intangibles) que tiene un territorio, en este caso una ciudad. Barcelona debe pasar del citymarketing de visión estrictamente comercial al place branding, con una perspectiva más social, buscando una gestión de la identidad colectiva de la ciudad que contemple no sólo la mirada internacionalizadora, sino la mirada social y más arraigada en lo cotidiano. La nueva línea de metro ayudará al reposicionamiento de la ciudad en el competitivo mercado de inversiones, turistas y media-events. Pero, sobre todo, debe ayudar a mejorar la calidad de vida de unos barceloneses que tienen que ver en esta sobreexposición que hoy tiene Barcelona al mundo un gran activo para mejorar su calidad de vida.

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