La parábola de la propina

ANDREU FARRÀS

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Como consecuencia de su larga y constante trayectoria católica, Jordi Pujol Soley gusta de usar parábolas y metáforas en sus mítines, conferencias y, sobre todo, en sus conversaciones privadas.

Hace algunos lustros, mientras se preparaba para ser entrevistado en la Casa dels Canonges para un documental televisivo sobre Catalunya, pregunté al entonces 'president' sobre un caso que se había conocido pocas horas antes en torno a las comisiones que una multinacional había presuntamente pagado a un partido con responsabilidades gubernamentales en España a fin de conseguir la concesión de una obra pública millonaria.

Quizá porque el micrófono estaba aún apagado, Pujol no respondió su temible "ara no toca" ni contestó directamente a la cuestión. Me preguntó si solía ir a restaurantes caros. No esperó a que le respondiera. "Si vas a un establecimiento bueno y no quedan mesas, o si deseas que te lleven a un rincón determinado o discreto, lo normal es que dejes ir alguna propina. Y si estás satisfecho con el servicio y deseas que el 'maître' o el camarero te reconozca cuando vuelvas por allí, al final de la comida, también es recomendable que dejes una propina generosa. Es la única manera de garantizarte que te tratarán con deferencia. Una buena propina".

Algunas normas de urbanidad prescriben que el 10% de la factura es la cantidad más habitual en una propina digna. En EEUU este porcentaje se ha convertido casi en una ley federal, pero en otros países se considera un incentivo excesivo. En Catalunya, Pasqual Maragall habló en una ocasión de un 3%.

En otras conversaciones con grupos reducidos, quien fuera presidente de la Generalitat durante 23 años expresaba su admiración por Salvador Allende y Lluís Companys. Aunque, a su juicio, habían resultado pésimos gobernantes de Chile y Catalunya, han pasado a la historia como grandes líderes, merced a sus heroicos desenlaces. A Pujol, como a su amigo Macià Alavedra, le gustaba parafrasear la sentencia de Petrarca "un bello final honra toda la vida". Tras la confesión pública de este viernesconfesión pública, el sueño para su otoño personal se ha marchitado irremisiblemente.