'Ongi etorri', Arnaldo
Sobran los alardes. Basta con que los anfitriones de Otegi le recuerden en el Parlament que la reconciliación exige pedir perdón a las víctimas
Enric Hernàndez
Director
Director de EL PERIÓDICO desde el 2010 y licenciado en Ciencias de la Información por la Universitat Autònoma de Barcelona. En 1998 se incorporó al diario como redactor jefe de Política en Madrid. Un año más tarde, asumió la jefatura de la delegación y, en el 2006, fue nombrado subdirector. También trabajó en 'El País' como director adjunto y en el diario 'Avui', donde inició su carrera profesional.
ENRIC HERNÀNDEZ
Medio Parlament, incluida la presidenta Carme Forcadell, se viste de gala este miércoles para recibir con todos los honores al dirigente aberzale Arnaldo Otegi. El otro medio le dará plantón, cuando no le esperará en pie de guerra. La visita cuasi institucional de quien fuera el preso número 8719600510 del centro penitenciario de Logroño, hasta que cumplió su condena el pasado 1 de marzo, ha suscitado una agria polémica en Catalunya, no exenta de prejuicios e intereses políticos en ambos flancos del arco parlamentario.
El 'ongi etorri' (bienvenido) a Otegi parte de una invitación de la CUP, históricamente hermanada con la izquierda aberzale, a la que Junts pel Sí dio su beneplácito. Pueden alegar, con razón, que el líder de EH Bildu ya ha saldado con creces sus cuentas con la justicia, que lo condenó por servir a ETA pese a haber negociado con el Gobierno del PSOE la disolución de la banda. Pero, tras la fuerte controversia que causó Otegi en el Parlamento europeo, la carga simbólica de este acto no se le puede escapar a nadie. Y menos a sus promotores.
El soberanismo institucional rinde así su particular homenaje a quien, salvo sorpresa mayúscula, optará en otoño a presidir el Gobierno vasco al frente de los herederos de la ilegalizada Batasuna. Que lo hagan Esquerra y la CUP es congruente con su trayectoria, pero no lo es tanto que a estos festejos se sume Convergència, tradicionalmente alérgica a la épica aberzale y alineada con el astuto pragmatismo del PNV. Que Otegi halague al "pueblo catalán" y bendiga el 'procés' pocas voluntades sumará a una causa que exige más paciencia que estridencias.
Pedir perdón
Sin recurrir a alardes y golpes de pecho destinados a las cámaras de televisión, el independentismo catalán debería evitar que el Parlament agasaje a Otegi con unos 'euskal-festak' (juegos florales). Para ello, bastaría con que sus señorías le recordasen, en nombre del pueblo catalán y de todas las víctimas del terrorismo, que la reconciliación no será completa hasta que pidan perdón quienes tanta sangre derramaron, y también los que se abstuvieron de condenar sus crímenes. 'Ongi etorri', Arnaldo.
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