Olvidos muy prácticos

A veces, pasar tiempo en un país que no es el tuyo tiene sus ventajas. Una de ellas es que leer el periódico se convierte en un pasatiempo que no afecta tanto al humor como leer las noticias de tu propio país. Otra ventaja es que uno ve lo que pasa a su alrededor con una mirada mucho más fresca que los nativos. Ante el escándalo de los 'hackers' norcoreanos que ciberatacaron el sistema de Sony, los extranjeros no nos rasgamos las vestiduras como los americanos, sino que pensamos: “Pero, vamos a ver, el 'caso Snowden' ¿no puso de relieve que el primer 'hackeador' del mundo es el servicio de inteligencia norteamericano que hasta espió el propio teléfono móvil de la mismísima Angela Merkel?”. ¿Por qué tanto ruido con los correos electrónicos en los que Amy Pascal critica a Angelina Jolie y a otros actores y directores? ¿Es que no saben que el deporte favorito de esas mentes preclaras que dirigen los grandes estudios es burlarse despiadadamente de la gente de la que viven, mientras se hacen fotos con ellos y en público les besan el culo?

Ya sé que el 'hackeo' no se puede justificar de ninguna forma, pero todavía no he oído a nadie del Gobierno americano, la CIA o quien sea excusándose de espiar durante años a diestro y siniestro a medio mundo. Como tampoco se han excusado de utilizar los más bárbaros sistemas de tortura con los sospechosos de terrorismo. Todo lo que llegó a decir Obama es que eran errores del pasado. Nadie le ha corregido públicamente diciéndole que no son errores: se les llama crímenes.

Otra cosa que me deja perpleja es la falta total de empatía que sufre la opinión pública americana: si unos norcoreanos hicieran una película burlándose despiadadamente de Obama y asesinándolo en la pantalla, habría que oír hasta al Pentágono sugiriendo planes de invasión. Desde luego, no defiendo al dictador norcoreano del extraño peinado y creo que cualquiera puede hacer una película sobre lo que le dé la gana, pero los americanos tienen una asombrosa capacidad para ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Y los fragmentos que he visto de la película de Seth Rogen y su colega del alma James Franco son la cosa más tonta que me ha sido dado a ver en mucho tiempo.

Me pregunto si todo esto no es más que una manera de evitar el bochorno de estrenar una película que ha costado nada menos que 43 millones de dólares y que tiene la misma gracia que una tortilla de patatas precongelada. Borat, el personaje creado por Sasha Baron Cohen no se burlaba solo de Uzbekistán o Libia, sino de todo el mundo. La democracia también está en reírse de uno mismo y ser un poquito menos soberbio.