Dos miradas

Ohhhhhh

¿Qué sintieron los diputados del PP para burlarse de Pedro Sánchez porque mentó la pobreza infantil?

EMMA RIVEROLA

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Del «¡que se jodan!» de Andrea Fabra dirigido a los parados al «ohhhhhh» burlesco lanzado por sus señorías del PP al flamante líder del PSOE, Pedro Sánchez, cuando este tuvo la osadía de restregar ante el Gobierno de Rajoy las hirientes cifras del fracaso de su mandato: 400.000 jóvenes que se han largado con sus maletas y con la educación que entre todos les hemos pagado, 800.000 empleos menos y 262.000 millones de euros más en deuda pública. Sánchez reclamó, entre otras propuestas, un pacto de Estado para erradicar la pobreza infantil de España. «Ohhhhhh», exclamaron, sarcásticos, los miembros de ese partido noqueado por la corrupción, podrido por la avaricia de poder y protagonista de la vergüenza -o sinvergüenza- nacional. ¿Qué sintieron exactamente esos diputados para burlarse justo cuando Sánchez mentó la pobreza infantil? ¿Asco? ¿Desprecio? ¿Superioridad?

Solo si sus señorías bajaran por unas horas a la calle, respiraran el mismo aire que el resto de los ciudadanos, sabrían la profunda rabia, la hiriente indignación que produce su burla. Asco. Desprecio… Sí, es difícil no sentir todo eso ante sus insoportables salidas de tono. Sencillamente, quien carece de un mínimo de sensibilidad, de empatía, no está capacitado para gobernar. Solo Rumanía tiene en la UE una tasa de pobreza infantil mayor que la de España, según un estudio elaborado por Cáritas Europa. Y eso, señorías, es para echarse a llorar.