Ocho apellidos catalanes, la prueba definitiva

SISCU BAIGES

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Tras el éxito espectacular de la película "Ocho apellidos vascos" era previsible que se filmara una segunda parte. Su rodaje está bastante avanzado. Durará unos dos meses, de los que cinco semanas se rueda en localidades del Empordà. Esta semana, Mediaset España, productora de la película, ha invitado a los periodistas a la grabación de una secuencia y a una rueda de prensa en una masía de Monells.

Lo primero que se ve al llegar a la masía es una desproporcionada estelada que la preside. "La pusieron ellos. Nosotros no la teníamos", explica la propietaria de la masía en alusión al equipo cinematográfico. ¿Qué deben maquinar los guionistas Borja Cobeaga y Diego San José y el director Emilio Martínez-Lázaro?, nos preguntamos los periodistas.

"Ocho apellidos vascos", para los pocos que no la hayan visto, cuenta la relación entre un camarero sevillano y una joven vasca, y bromea sobre los tópicos existentes en relación a las sociedades andaluza y euskera. El público reaccionó muy bien a la propuesta y de los 9,5 millones de espectadores, un buen puñado fueron abertzales. Incluso alcaldes de Bildu pusieron todo tipo de facilidades a su grabación.

¿Pasará lo mismo en Catalunya en una comedia con esteladas, conflictos lingüísticos, castellers y sardanas de por medio? Poco se ha sabido del argumento y de los gags de esta continuación de "Ocho apellidos vascos". Se ha filtrado que la plaza del pueblo de Monells se ha rebautizado como "plaza Pep Guardiola" en la ficción. Y que el protagonista, Dani Rovira, sube a un castillo levantado por los Minyons de esta pequeña población ampurdanesa.

Por no saber, no se conoce ni siquiera su título. Se sabe, eso sí, que se estrenará después de las elecciones del 27 de septiembre. Rosa Maria Sardà, que tiene un papel en ella, recordó que "nos reiremos de todo el mundo pero no nos burlaremos de nadie". Berto Romero, el catalán que le quita la novia vasca al sevillano Dani Rovira, recordó que los catalanes tenemos más sentido del humor del que se nos atribuye. "Tenemos el caganer. Esto lo deja todo claro". Más inquietante fue el director, Emilio Martínez-Lázaro: "El hecho diferencial catalán tiene su espacio en la película y nos lo tomamos a broma. No queremos ofender a nadie, pero si alguien se ofende no nos importa".

El proceso ha superado muchas etapas. Y, de momento, va tirando. El último obstáculo ha sido el debate monocromático del programa '.Cat' de TV3.

Si la segunda parte de "Ocho apellidos vascos" se proyecta en un cine ampurdanés e independentistas y no independentistas se parten de risa y salen a comentarla juntos tomando unas cervezas, podremos quitarnos el sombrero y respirar aliviados.