Dos miradas

Obediencia

Si el PSOE solo juega a su supervivencia, se apeará de la alternativa a un sistema enfermo, cruzando esa fina línea que separa la responsabilidad de la obediencia.

Antonio Hernando y Soraya Sáenz de Santamaría, el pasado miércoles en el Congreso.

Antonio Hernando y Soraya Sáenz de Santamaría, el pasado miércoles en el Congreso. / periodico

emma Riverola

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Después de ser escenario de impotencias y esperanzas, en el Congreso se impone una obra protagonizada por dos actores veteranos que quizá no se soportan, pero que saben que se necesitan para continuar encabezando el cartel. La paralización de la LOMCE y la subida del 8% en el salario mínimo son triunfos que ha capitalizado el PSOE. La escenificación con el PP les ha salido redonda. Enfrentamientos en el hemiciclo y acuerdos en los despachos. Queda inaugurada la llamada oposición responsable. Un juego que favorece a ambos, a los señores de orden (muchos y muy variados, con poder o con aspiraciones de ostentarlo y beneficiarios en general del estado de las cosas) y también, es innegable, a los ciudadanos. Aunque aquí caben ciertos matices.

Cada triunfo que ahora se anote el PSOE de la gestora resta posibilidades a cualquier candidatura que pretenda romper con la línea política adoptada por el partido durante los últimos años. Una deriva conservadora en sus feudos, complaciente con los mercados y sin respuestas a la crisis de la socialdemocracia. Nadie tiene aún esta respuesta, cierto, pero es el debate fundamental de la izquierda. Vital, teniendo en cuenta la crisis política europea, asediada por la ultraderecha. Si el PSOE solo juega a su supervivencia, él mismo se apeará de la alternativa a un sistema enfermo y devastador con los débiles, cruzando esa fina línea que separa la responsabilidad de la obediencia.